Papa Francisco y su lucha contra las drogas
Durante
la Jornada Mundial de la Juventud, el Papa inaugurará un centro de
rehabilitación para drogadictos y destacará la importancia de la lucha
contra las drogas, como la ha estado haciendo desde que era obispo de
Buenos Aires, Argentina.
Por Eduardo Szklarz para Infosurhoy.com – 21/06/2013 - 21/06/2013
Durante su primera visita a Brasil para la Jornada Mundial de la
Juventud, el Papa Francisco inaugurará un centro médico que
proporcionará servicios de rehabilitación a drogadictos de Rio de
Janeiro. (Yasuyoshi Chiba/AFP)
BUENOS AIRES, Argentina – En su próxima visita a Brasil en julio,
el Papa Francisco dejará como legado un centro médico para la rehabilitación de drogadictos en Rio de Janeiro.
“Los jóvenes brasileños necesitan muchas cosas. Una de las cosas más
importantes es la rehabilitación, porque Brasil tiene la más alta tasa
de consumo de crack del mundo”, expresó el fraile Francisco Belotti,
superintendente del Hospital São Francisco de Assis na Providência de
Deus (HSF).
Este centro, que será llamado Polo de Atención Integral a la Salud
Mental (PAI), operará en uno de los edificios del HSF en el vecindario
de Tijuca, en la zona norte de Rio.
La inauguración del PAI, prevista para el 24 de julio, es uno de los eventos que el Papa atenderá durante su visita a la
Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) que se llevará a cabo del 23 al 28 de julio.
“Cuando era obispo, el Papa Francisco trabajó muy de cerca con los
pobres y los drogadictos. Es justamente eso lo que hará aquí en nuestro
hospital, va a reunirse con los adictos y con los profesionales que los
ayudan a recuperarse”, dijo Belotti, quien destaca que la iniciativa es
el resultado de una asociación entre la Arquidiócesis de Rio de Janeiro y
una organización que supervisará el PAI, la Asociación Lar São
Francisco de Assis.
Brasil tiene 2,6 millones de usuarios de crack y cocaína, siendo la
mitad de los mismos adictos a estas drogas, según la Encuesta Nacional
de Alcohol y Drogas (LENAD), divulgado en septiembre del 2012 por la
Universidad Federal de São Paulo (UNIFESP).
Durante su primer encuentro con la presidenta de Brasil, Dilma
Rousseff, a finales de marzo, el Papa Francisco indicó que deseaba que
la JMJ destacara la importancia de proteger a la juventud contra las
drogas.
“Conversamos sobre el asunto de las drogas y el crack, sobre el
refuerzo de los valores, principios y símbolos para la juventud”,
comentó Rousseff después del encuentro.
‘Las drogas son una sentencia de muerte’
Desde sus días como obispo en Argentina, el papa Francisco ha lavado
los pies de personas en cárceles, hospitales y asilos. En la foto,
repite esta tradición durante la inauguración de un centro de
rehabilitación para drogadictos en un barrio pobre de Buenos Aires en
2008. (HO/Parroquia Vírgen de Caacupé /AFP)
La Asociación Lar São Francisco de Assis ha atendido a más de 30.000
drogadictos durante los últimos 28 años a través de varios hospitales,
refugios y centros de rehabilitación que administra en todo Brasil,
informó Belotti.
Belotti, quien fuera el fundador del PAI, reconoce que la
recuperación es un proceso difícil y a largo plazo, lo cual refuerza la
necesidad de un nuevo centro que se dedique a la fase más crítica.
“Con la finalidad de proporcionar tratamiento a los consumidores de
drogas, el PAI tendrá un equipo con los objetivos claros de proporcionar
servicios de emergencia las 24 horas, admitir pacientes hasta por 30
días, y administrar el cuidado ambulatorio de pacientes”, informó.
“Muchas veces los adictos no logran alcanzar sus metas durante la
primera hospitalización. Ellos podrán regresar hasta que estén
preparados para reingresar a la sociedad”.
Como parte del proceso, los pacientes pueden ser remitidos a otros
centros de rehabilitación en el estado de Rio de Janeiro para continuar
con su tratamiento.
“Un compromiso con la recuperación de un drogadicto es un compromiso
con la vida, porque las drogas constituyen una sentencia de muerte”,
expresó Belotti. “El papa va a estimular a toda la Iglesia para que
abrace esta causa”.
Bergoglio da el ejemplo
El Papa Francisco tiene una larga historia de trabajo con drogadictos.
Los sacerdotes argentinos que trabajan en las villas o barrios pobres
de este país recuerdan cómo el entonces obispo (y después cardenal)
Jorge Mario Bergoglio trabajaba para combatir las drogas en Buenos
Aires.
El Papa Francisco y la presidenta brasileña, Dilma Rousseff,
discutieron la importancia de combatir el uso de drogas durante su
primer encuentro a finales de marzo. (Cortesía Oficina de la Presidenta
de Brasil/Roberto Stuckert Filho)
“Bergoglio siempre les dio prioridad a la áreas marginales de la
ciudad”, sostuvo José María Di Paola, conocido como el padre Pepe. “Sólo
10 sacerdotes trabajábamos en las villas y el cardenal Bergoglio
duplicó esa cantidad”.
Hace dos años, el padre Pepe recibió amenazas de muerte por parte de
narcotraficantes mientras vivía en la Villa 21-24 en el vecindario de
Barracas, en la zona sur de Buenos Aires. Luego se trasladó a la
provincia de Santiago del Estero y vive ahora en el distrito de San
Martín en la provincia de Buenos Aires.
“Bergoglio no sólo apoyó nuestras actividades [en la lucha contra las
drogas] sino que también se involucró activamente acompañándonos como
pastor”, dijo el padre Pepe, quien trabaja en tres villas en el distrito
de San Martín.
En sus sermones, Bergoglio apoyó a los sacerdotes que trabajaban en
las villas, y también los apoyaba en persona y a través de fondos del
Arzobispado, expresó Gustavo Carrara, sacerdote de la Iglesia Santa
María Madre del Pueblo en la Villa 1-11-14 del Bajo Flores, en la zona
sur de Buenos Aires.
“Aquí tenemos un alto consumo de 'paco' [un residuo de la elaboración
de la cocaína], el cual exacerba la exclusión de nuestros jóvenes”,
dijo Carrara. “Lograr que dejen de consumir la droga no resulta
suficiente. También necesitan estudiar, conseguir empleos y encontrar
lugares para vivir, porque muchos de ellos viven en las calles”.
El Papa Francisco siempre enfatizó la importancia de proporcionar un
tratamiento individualizado a los adictos, añadió el sacerdote.
“También nos enseñaba que necesitamos aceptar la vida tal como
viene”, agregó. “En otras palabras, no debemos intentar hacer que las
personas se adapten a los programas sociales, sino que los programas
sociales se adapten a la realidad de la gente”.
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