Narcisismo, adicciones y afecciones psicosomáticas
Basado en el mito griego de Narciso (según el cual este joven
de incomparable belleza un día vio reflejada su imagen en la superficie de una
fuente y se enamoró de ella a tal grado que, incapaz de apartarse y dejar de
admirarla, acabó arrojándose a las aguas), el médico austriaco y padre del
psicoanálisis Sigmund Freud (1856-1939) introdujo en su obra el concepto de
narcisismo para designar el proceso por el que la libido se dirige hacia uno
mismo.
Ahora bien, este amor a sí mismo es natural en el desarrollo
de cualquier persona.
El niño supera el narcisismo cuando sustrae parte de su amor
y lo dirige primero hacia los padres y luego hacia los demás.
“Todo narcisismo es bueno en tanto que uno tiene que quererse
y cuidarse, hasta por cuestiones de supervivencia. El problema surge cuando la
persona privilegia esa estructura narcisista a costa, o en demérito, de los
objetos amorosos, o sea, de los demás, de la otredad”, dice la doctorante
Yolanda Bernal Álvarez, académica de la Facultad de Psicología de la UNAM y
experta en el tema.
De esta manera, el narcisismo es una estructura psíquica que
se va instaurando, de manera inaugural, en las primeras experiencias del niño
con su madre, la cual tiene la tarea de hacerlo sujeto para facilitarle la
intersubjetividad con los demás, con los otros.
“Nosotros no nacemos sujetos, sino organismos. Por eso, más
allá de considerar nuestro cuerpo, alimentarnos, cuidarnos y atendernos en esa
etapa de desamparo inicial en que nos encontramos después de nacer, nuestra
madre se relaciona estrecha, íntima, amorosamente con nosotros, nos reconoce y
así nos da el estatus de sujetos con la estructura subjetiva requerida para la
interacción con los otros, con una constitución psíquica instaurada”, comenta
Bernal Álvarez.
Es por ello que, cuando la madre no construye al niño como un
sujeto, es decir, cuando se mantiene distante, no lo besa, no lo toca, no lo
mira, no atiende su dolor, su llanto, su angustia, sus miedos, todo el
desvalimiento en que está sumido, se genera en éste una gran inseguridad
corporal.
Esta distancia inicial de la madre causa un resquebrajamiento
fundamental en la estructura psíquica del niño y hace que surja en él un cuerpo
instaurado en la fragilidad. Pero esa fragilidad tiene que ser
compensada…
Reflejo
La ninfa Liríope tampoco le da a su hijo Narciso el estatus
de sujeto. Por este motivo, Narciso busca reconocerse en su propia belleza y en
sí mismo como mecanismo compensatorio.
“Así, permanentemente está buscándose e intentando ser
buscado a la vez, porque busca lo que no existe, porque busca un otro en él,
porque se trata como a un otro, cuando es tan sólo un espectro, un reflejo, una
figura en el agua. Todos estamos constituidos por ese otro, ese otro que nos
reconoce y dice: ‘tú y yo somos diferentes’. El yo no existe más que a través
del tú: ‘tú me tienes que reconocer para que yo sepa que yo soy diferente de
ti’”, indica la académica.
La relación entre un sujeto y otro requiere un equilibrio
psíquico, libidinal, de descarga afectiva: te doy y me das para que yo tenga un
equilibrio entre mi adentro y mi afuera, entre yo y los otros, entre yo y el
mundo.
Pero si un sujeto privilegia la estructura narcisista yoica
se empezará a generar un desequilibrio.
Un narcisista siempre está esperando del otro que le venga a
dar lo que necesita: amor, cuidados, atención... Y busca en el otro, en ese otro
que es su objeto de amor, lo que él es.
Puede buscar, incluso, a una persona parecida físicamente a
él, o lo que fue y ya no es: si era una niña bonita y consentida, ahora quiere a
alguien bonito y consentido; o a alguien que compense su deseo de ser
inteligente y brillante, que como pareja le dé un estatus, un reconocimiento,
aunque siempre espera este estatus, este reconocimiento, como un
reflejo.
En cuanto a esto último, Bernal Álvarez señala: “El reflejo
es un elemento fundamental en el narcisismo: Narciso adora tan sólo el reflejo
de sí mismo y esto le cuesta la vida…”
Mecanismo compensatorio
Un narcisista no soporta una crítica o una pérdida. En una
relación amorosa establece un pacto egoísta con el otro. Y el día en que el otro
le deja de funcionar como esa parte que compensa su propia carencia, deja de
existir para él como objeto amoroso, lo ignora inmediatamente y sale en busca de
otro espejo.
“Cuando un narcisista termina una relación amorosa, en un dos
por tres consigue otra pareja; ni siquiera se da tiempo de procesar un duelo
porque, dado que está instaurado en una carencia, no soporta la ausencia de esa
sobreestimulación que ha perdido.”
Como su cuerpo está instaurado en la fragilidad, en el dolor,
en el sentimiento de no ser querido, un narcisista busca como mecanismo
compensatorio un estatus y una identidad en algo asociado a aquel
cuerpo.
Entonces es posible que prefiera ser, a nivel inconsciente,
hipertenso, asmático, adicto, alcohólico, bulímico, anoréxico… y, por
consiguiente, busque estar en un permanente estado de estimulación o
adormecimiento para escapar de la fragilidad de su cuerpo, del dolor, del
sentimiento de no ser querido.
“Esto puede representar un altísimo riesgo para él, porque
empezará a tener afecciones en las que encontrará el espacio de estimulación que
necesita y a las que considerará placenteras o con un cierto nivel de goce que
lo podrá llevar a una pulsión de muerte”, asegura la académica
universitaria.
Tratamiento psiconalítico
Esta unidad de lo corporal, lo somático y lo psíquico
conforma una compleja trama que resulta muy difícil penetrar. Por ello, a las
personas narcisistas que tienen afecciones psicosomáticas se les recomienda
tomar un tratamiento psicoanalítico, pues hay algo más de fondo en su estructura
subjetiva que desconocen y podrían desenterrar.
“En tales casos, un tratamiento psicoanalítico es
recomendable en tanto el psicoanálisis es una teoría del saber: le permite al
sujeto saber más sobre sí mismo. En un análisis psicoanalítico no se le dice al
sujeto lo que debe hacer o lo que no debe hacer, lo que está bien o lo que no
está bien. Simplemente, el analista colabora con él para que obtenga su propia
fotografía, llegue a saber más acerca de su estructura psíquica y decida qué
quiere hacer.”
En efecto, cuando el sujeto empieza a explorar, mediante el
psicoanálisis, las estructuras primarias de la relación con su madre, es decir,
todo lo que entonces se estructuró en su inconsciente, y llega a comprender el
pasado, así como las circunstancias, las motivaciones y las expectativas de su
madre cuando él nació, puede tener una lectura diferente de sus propios
sentimientos, de su propia subjetividad y de su propio cuerpo.
“Lo psíquico y lo corporal integran una unidad indisoluble.
Todo lo que nos pasa a nivel psicológico, nos angustia, preocupa, emociona,
etcétera, tiene una expresión, un compromiso en lo corporal, y, a su vez, todo
funcionamiento corporal tiene un efecto en lo psíquico, en nuestro estado de
ánimo, en nuestras emociones. En este sentido, el psicoanálisis apela a una
búsqueda de lo soterrado, de lo escondido, de lo que desconoce el sujeto de sí
mismo”, finaliza Bernal Álvarez. Más información, en el siguiente correo
electrónico: yolabeal@unam.mx
FUENTE: EL UNIVERSAL
http://www.yancuic.com/yancuic/noticia/21245
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