La existencia de adicciones en el
mundo del trabajo es algo indubitable como también lo es la existencia
de efectos producidos por dichas adicciones en el desempeño del trabajo.
Dichos efectos no solamente tienen consecuencias sobre la cantidad y
calidad del trabajo desempeñado, sino que tiene efectos nocivos sobre la
prevención de riesgos laborales en las empresas. Estos efectos son
notorios o muy conocidos en lo relativo a la seguridad vial pero, en
otros casos, puede ser una causa silente y, debido al roce con los
derechos personales, difícilmente evidenciable.
Con la intención de centrar la
cuantificación del problema de una manera básica, podemos indicar que la
OIT (Organización Internacional del Trabajo) menciona que el 70% de los
accidentes de trabajo son causados por personas que hicieron uso de
alcohol y el 60% de las personas con problemas de drogas se encuentra
activo en el mundo laboral. Aunque los datos no son muy recientes, el
dato se puede considerar como aproximado actualmente y es de una cuantía
lo suficientemente alarmante y rotundo como para plantearse valorar un
10% al alza o la baja.
Es objeto de estas líneas realizar un
enfoque genérico de esta problemática que ayude a centrar y divulgar un
tema controvertido, no suficientemente investigado y, como se ha dicho,
con numerosas dificultades para disponer de datos fiables y completos
por lo que se supone de traspaso de la intimidad personal de los
trabajadores. Por lo cual, no se trata de aburrir con una serie
interminable de datos sino de exponer situaciones y el conocimiento
general del que se dispone actualmente en esta materia.
Además del interés evidente de la
sociedad para minimizar estas conductas, por lo que produce de gastos
sanitarios y sociales, es básico compartir que a la empresa le es de
enorme interés la prevención en el uso de sustancias adictivas, pues
incluso un uso racional tiene efectos negativos sobre las habilidades
del trabajador y, por tanto, influirá sobre las posibilidades de
ocurrencia de accidentes, además de tener otros efectos sobre la
productividad empresarial.
1. Concepto básico de adicción y enfoque general
Según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, el término adicción se refiere al hábito de quien se deja dominar por el uso de alguna o algunas drogas tóxicas, o por la afición desmedida a ciertos juegos.
Por tanto y desarrollando esta
definición, podíamos decir que el término se centra en el consumo
habitual de sustancias –que sean consideradas drogas- que producen
dependencia física o psíquica y en la afición desmedida a ciertos
juegos, lo que comúnmente se llama ludopatía.
En estos momentos, aunque son
consideradas ya en el entorno científico y técnico como adicciones, el
término no alcanza a la adicción al trabajo, a las compras, a las
llamadas tecnodependencias o tecnoadicciones o al sexo.
Será objeto de estas líneas el enfoque
sobre las adicciones a sustancias y sus efectos sobre las situaciones de
riesgo laboral en las que el trabajador puede ponerse o puede poner a
sus compañeros de trabajo. Evidentemente, debemos conocer y partir de
que toda sustancia adictiva –desde un punto de vista químico- puede
producir modificaciones en el funcionamiento del organismo y, por tanto,
sobre el comportamiento humano.
Comúnmente, para que una sustancia sea
considerada droga se deben dar varios condicionantes, que sea una
sustancia psicoactiva, que como consecuencia de su toma se produzcan
alteraciones físicas y/o psíquicas y que puedan producir dependencia
(física y/o psicológica).
Con respecto a factores etiológicos
solamente se abordará en estas líneas los que pudieran estar
relacionados directamente con el puesto de trabajo, y cuya modificación
podría ayudar a modificar la conducta adictiva del trabajador, como son
la tarea concreta que el trabajador desempeña (su puesto de trabajo),
las condiciones generales de lugar en el que se desempeña el trabajo o
el ambiente en el que se desarrolla el mismo (factores organizativos),
entre otros.
2. Tipos de sustancias consumidas e influencia de los entornos de trabajo en las drogodependencias.
Partiendo del enfoque general definido,
las sustancias más comunes a las que se producen adicciones en nuestra
sociedad y, concretamente, que tienen reflejo en el mundo del trabajo
son el alcohol, cannabis, cocaína y los tranquilizantes.
Y estas sustancias no son consumidas de
igual modo por todo tipo de trabajadores ni es un tema casual o sujeto a
características muy personales.
Se conoce, mediante numerosos estudios,
que si bien el alcohol y el tabaco era predominante masculino, en los
últimos años la variable sexo en su consumo ha ido perdiendo notoriedad,
especialmente en el caso del tabaco. Los tranquilizantes son mayormente
consumidos por población laboral femenina y el cannabis es consumido
preferentemente por trabajadores más jóvenes.
En términos generales, es también
conocido que las personas ocupadas consumen sustancias que generen
dependencia en menor medida que las personas que se encuentran en paro.
Esta última realidad nos lleva a pensar en el aumento de consumo de todo
tipo de sustancias que se está dando en nuestra sociedad actualmente.
Pero no solamente tenemos que tener en
cuenta la influencia de las conductas adictivas sobre el mundo del
trabajo y, concretamente, sobre la prevención de riesgos laborales.
Debemos pensar también en sentido contrario, ¿influye el trabajo en el
desarrollo de las conductas adictivas?.
La respuesta es, basado también en
estudios al efecto, claramente positiva y, por tanto, se favorece la
aparición del clásico “círculo vicioso”: “El trabajo me empuja a la adicción, ésta modifica mi conducta y termino perjudicando a mi entorno laboral”.
Esta afirmación está muy lejos de que un
entorno laboral nocivo desemboque con mucha frecuencia en conductas
adictivas de los trabajadores.
Además, intervienen de manera importante
los factores de personalidad de cada trabajador o el momento vital en
el que se encuentre (edad, circunstancias puntuales, etc). Es decir, se
deben dar las características personales, la circunstancia vital y las
variables del entorno laboral. Todas ellas coadyuvarán o pueden
coadyuvar en la aparición y mantenimiento de la conducta adictiva.
Centrándonos en los factores del trabajo
que influyen o pueden influir en la generación de conductas adictivas
podemos citar los relacionados con el tipo de ocupación (profesión), la
organización del trabajo y las condiciones concretas del lugar de
trabajo. Evidentemente, la coexistencia de más de uno de estos factores,
amplificará el riesgo de que se pudiera desarrollar una conducta
adictiva en determinadas personas.
Entre las condiciones concretas del
entorno de trabajo, destaca la influencia de los horarios excesivos que
pueden provocar la necesidad de autoestimulación artificial, el nivel de
ruido que puede conllevar tensión, irritabilidad o afectar al sueño
–con todo lo que esto último puede conllevar, ansiedad, etc- así como la
falta de espacio físico que creará una sensación de agobio que puede
llevar a estados ansiosos estables en el tiempo. También ha sido
estudiada, con resultado positivo, la relación entre la realización de
esfuerzos físicos constantes en el tiempo con el alcoholismo.
Otras condiciones que influyen
notoriamente en el desencadenamiento de conductas adictivas están
vinculadas a factores organizativos como trabajos rotativos o nocturnos,
precariedad, jornadas excesivas, monotonía, etc, etc. Todo ello muy
vinculado, como se dijo anteriormente, a las características de
personalidad de los trabajadores. Estos factores suelen desencadenar
estrés y éste, sostenido en el tiempo, podría coadyuvar en el desarrolla
de adicciones.
En lo relativo a la influencia del tipo
de ocupación de los trabajadores, es decir, su profesión, existen
numerosos estudios sobre el alcohol y su correlación con la profesión,
pero no hay aún muchos datos sobre el consumo de otras sustancias. En el
caso de alcohol, la dependencia al mismo aparece muy notoriamente,
según numerosos estudios realizados al efecto, en el sector pesquero y
en la construcción, donde más del 50% de los trabajadores son bebedores
habituales en cantidades más allá de lo recomendable. Llama la atención
que en el sector de transporte también se da una tasa de consumo de
alcohol elevada, superior al 25%, cuando el riesgo de accidentes es
elevado. El horario nocturno, propio de determinadas profesiones,
también se ha revelado como un facilitador del consumo de alcohol, como
es el caso de los trabajadores de los servicios públicos de limpieza.
3. Detección y algunas pautas genéricas de actuación en adicciones.
La detección informal se puede llegar a
evidenciar por conductas reiteradas de absentismo y retrasos en la
incorporación al trabajo así como salidas antes de tiempo o descansos de
mayor duración, problemas en la relación con los compañeros, etc.
Pero como hemos dicho con anterioridad,
resulta complicado detectar de manera clara el consumo de cualquier
sustancia, ya sea mediante un reconocimiento médico laboral por lo que
requiere de autorización del trabajador y por la composición de pruebas
de dichos reconocimientos (que no incluirán nunca de modo sistemático
estas analíticas), o por la imposición de pruebas analíticas especiales
aunque sospechemos la conducta adictiva, lo que resulta casi
impracticable sin el consentimiento del trabajador. Aunque un
profesional experto puede sospechar que la alteración de determinados
parámetros biológicos pudiera sugerir el consumo habitual de
determinadas sustancias.
Llega a resultar complicado incluso en
el caso de trabajadores en el que riesgo asociado al consumo de
sustancias adictivas pudiera ser elevado, como es el caso de conductores
profesionales. En estos casos, y puede resultar opinable, debería ser
palmaria la comprobación de inexistencia dichas conductas pero llega
incluso a cuestionarse, en ocasiones, no sólo la comprobación de
conductas adictivas sino la obligatoriedad de reconocimiento médico a
estos trabajadores en virtud de la interpretación que se haga del Art.22
de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales (pueden poner en riesgo la
vida de otros trabajadores o la suya propia) o el Art.196 de la Ley
General de Seguridad Social (pueden tener riesgo de enfermedad
profesional como conductores de vehículos automóviles). Este tema ha
llegado incluso al Tribunal Constitucional y la controversia está más
servida, incluso en el caso de que un Convenio Colectivo haya recogido
la realización de reconocimientos médicos obligatorios, luego el camino
de la negociación colectiva también genera enormes dudas.
En decir, en términos generales, se
considera que tiene mayor peso la intimidad personal que los riesgos que
se pueden generar en el caso de existencia de conductas adictivas.
Encontrándonos en una situación de difícil solución jurídica y organizativa, ¿qué podemos hacer para paliar esta situación?
Ya hemos visto que la detección de la
situación es muy difícil si el trabajador no colabora, lo que no será
nada fácil, y menos aún en tiempos como los actuales, en los que tener
ocupación laboral es algo muy cotizado.
Por tanto, la actuación se debe centrar en la información y formación a estos efectos.
Como pautas general de actuación, se pueden hacer las siguientes orientaciones:
- Lo primero es estudiar, de modo riguroso, en qué medida hubieran influido en la génesis y mantenimiento de conductas adictivas en la empresa factores propios sobre los que la empresa tiene cierto control (organización del trabajo, factores del puesto de trabajo…). Una vez detectado este tema, se debe meditar de qué modo se pudieran modificar los factores sobre los que sea posible actuar.
- Se considera necesario incluir en los planes de formación e información de la empresa, y vinculándolo a la actividad de prevención de riesgos laborales, charlas de orientación en el campo de las conductas adictivas y sus efectos sobre la ejecución del trabajo. Resulta evidente que la importancia de estas acciones será mayor en función del sector de actividad y la tarea concreta que el trabajador realice.
- La actividad formativa e informativa en esta materia debe ser desarrollada por recursos especializados y ajenos a la empresa. Resulta lógico pensar que debemos alejarnos, en lo posible, del temor que el trabajador pueda tener por la pérdida de confidencialidad y el efecto que lo mismo pueda tener sobre su permanencia en el puesto de trabajo.
- Realizar esta acción fuera del ámbito laboral (aunque fuera dentro de horario laboral) y sin identificar la pertenencia del trabajador (si es posible esta acción debería ser multiempresa) a una determinada empresa a los recursos especializados ayudará a salvar la posible sensación de pérdida de confidencialidad.
- Realizar un convenio de colaboración entre una organización especializada en tratamiento de adicciones y la empresa para tratar a la persona adicta, siempre salvando la confidencialidad del trabajador, puede ser una acción muy oportuna para aportar ayuda al trabajador afectado por una conducta adictiva y, de este modo, ir reduciendo paulatinamente los riesgos laborales que se pueden poner en evidencia por el mantenimiento de conductas adictivas, además de lo que supone socialmente.
- El acercamiento al profesional de la organización especializada siempre deberá partir del trabajador que, reconociendo un problema, busque una solución al mismo.
En resumen, nos encontramos con un
problema del que conocemos su existencia y valoramos su gravedad, pero
los efectos que tiene sobre el entorno laboral y la ocurrencia de
accidentes laborales no están cuantificados de un modo totalmente claro.
Tampoco la detección de estas conductas resulta nada sencilla debido a
lo que puede suponer de traspaso de derechos individuales. Por ello, la
formación, la información y la facilitación de medios –siempre salvando
la confidencialidad- se configuran como los únicos instrumentos para
combatir un problema cuyos efectos son notorios pero altamente silentes.
Se hace necesario actuar sobre el factor humano, sobre el trabajador de
modo individual, aunque sea igualmente necesario replantear aspectos
organizativos y del puesto de trabajo que estuvieran coadyuvando en el
mantenimiento de la conducta adictiva o hubieran estado presentes en su
génesis.
Sobre el Autor:
Javier Cassini Gómez de Cádiz
Psicólogo
Director de Desarrollo y Recursos Humanos de GRUPO INPREX Servicio de Prevención de Riesgos Laborales y Consultoría
http://prevencionar.com/2013/09/17/adicciones-y-prevencion-de-riesgos-laborales-enfoque-basico/
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