Consumo de drogas y alcohol en los espacios de trabajo
Estudios como el de Enriqueta Ochoa y Agustín Madoz señalan que el consumo de alcohol y/ otras drogas es altamente prevalente en el medio laboral.
Estimaron que 10% de las personas laboralmente activas son bebedores de riesgo y 8% son bebedores abusivos y frecuentes.
Las prevalencias de consumo de otras drogas se estiman en 27% para marihuana, 7,5% para cocaína, 2,7% para las drogas de síntesis y 1% para los alucinógenos. Algo similar señala el National Institute on Drug Abuse (NIDA), afirmando que cerca del 75% de los adultos que usan drogas ilícitas tienen empleo, al igual que la mayoría de los que consumen cantidades excesivas de alcohol.
La repercusión que el consumo de alcohol y/o otras drogas produce en el medio laboral es muy significativa. Estudios en EEUU, sistematizados por el NIDA, demuestran que cuando se comparar empleados que abusan de sustancias con aquellos que no lo hacen, los que sí lo hacen tienen más probabilidades de ser menos productivos, involucrarse en accidentes de trabajo, cambiarse frecuentemente de trabajo, llegar tarde o faltar a trabajar. Esto conlleva a perjuicios a la empresa u organización y a los trabajadores por el aumento de enfermedades, accidentes laborales, ausentismo, e incapacidades laborales, junto con disminución de la productividad, e inclusive generando problemas de clima laboral.
Que señalan los estudios en Chile
En un estudio realizado por la Asociación Chilena de Seguridad (ACHS) en 2009, se evidencian las altas prevalencias de consumo en población trabajadora, especialmente el consumo de alcohol muestra índices sumamente altos, 70,2% consume alcohol y 31,7% puede considerarse un bebedor problemático.
En relación al consumo de drogas ilícitas. 26,3% ha consumido drogas alguna vez en su vida, 7,3% en el último año y 12,5% estaría dispuesto a hacerlo. Desagregado por sexo, la prevalencia de consumo es mayor en hombres (8,8%) que en mujeres (2,7%).
Como un dato adicional, y que refiere a la disposición de esta población a participar en programas preventivos, se encontró que en todos los sectores productivos estudiados más del 70% de los trabajadores le gustaría recibir información sobre prevención de alcohol y drogas (76,7%), incluso que su familia también participara en estos programas de prevención (70,6%).
En el último Estudio de Población General de CONACE (2008) se encontró que las mayores cifras de consumo de sustancias, como la marihuana, pasta base y cocaína, se encuentran en población entre 19 y 25 años, seguidos por población entre 26 a 44 años en el consumo de pasta base y cocaína específicamente. Edades en que se concentran la mayor capacidad productiva en nuestro país.
Estimaciones realizadas en 2006, sobre los costos humanos, sociales y económicos de las drogas en Chile (Costos socioeconómicos de drogas ilegales en Chile, 2006) reflejan que para el país en términos económicos, el consumo de drogas tiene un costo de más de US$500 millones anuales, de los cuales 45,1% se refiere a pérdidas de productividad.
Estudios como el de Enriqueta Ochoa y Agustín Madoz señalan que el consumo de alcohol y/ otras drogas es altamente prevalente en el medio laboral.
Estimaron que 10% de las personas laboralmente activas son bebedores de riesgo y 8% son bebedores abusivos y frecuentes.
Las prevalencias de consumo de otras drogas se estiman en 27% para marihuana, 7,5% para cocaína, 2,7% para las drogas de síntesis y 1% para los alucinógenos. Algo similar señala el National Institute on Drug Abuse (NIDA), afirmando que cerca del 75% de los adultos que usan drogas ilícitas tienen empleo, al igual que la mayoría de los que consumen cantidades excesivas de alcohol.
La repercusión que el consumo de alcohol y/o otras drogas produce en el medio laboral es muy significativa. Estudios en EEUU, sistematizados por el NIDA, demuestran que cuando se comparar empleados que abusan de sustancias con aquellos que no lo hacen, los que sí lo hacen tienen más probabilidades de ser menos productivos, involucrarse en accidentes de trabajo, cambiarse frecuentemente de trabajo, llegar tarde o faltar a trabajar. Esto conlleva a perjuicios a la empresa u organización y a los trabajadores por el aumento de enfermedades, accidentes laborales, ausentismo, e incapacidades laborales, junto con disminución de la productividad, e inclusive generando problemas de clima laboral.
Que señalan los estudios en Chile
En un estudio realizado por la Asociación Chilena de Seguridad (ACHS) en 2009, se evidencian las altas prevalencias de consumo en población trabajadora, especialmente el consumo de alcohol muestra índices sumamente altos, 70,2% consume alcohol y 31,7% puede considerarse un bebedor problemático.
En relación al consumo de drogas ilícitas. 26,3% ha consumido drogas alguna vez en su vida, 7,3% en el último año y 12,5% estaría dispuesto a hacerlo. Desagregado por sexo, la prevalencia de consumo es mayor en hombres (8,8%) que en mujeres (2,7%).
Como un dato adicional, y que refiere a la disposición de esta población a participar en programas preventivos, se encontró que en todos los sectores productivos estudiados más del 70% de los trabajadores le gustaría recibir información sobre prevención de alcohol y drogas (76,7%), incluso que su familia también participara en estos programas de prevención (70,6%).
En el último Estudio de Población General de CONACE (2008) se encontró que las mayores cifras de consumo de sustancias, como la marihuana, pasta base y cocaína, se encuentran en población entre 19 y 25 años, seguidos por población entre 26 a 44 años en el consumo de pasta base y cocaína específicamente. Edades en que se concentran la mayor capacidad productiva en nuestro país.
Estimaciones realizadas en 2006, sobre los costos humanos, sociales y económicos de las drogas en Chile (Costos socioeconómicos de drogas ilegales en Chile, 2006) reflejan que para el país en términos económicos, el consumo de drogas tiene un costo de más de US$500 millones anuales, de los cuales 45,1% se refiere a pérdidas de productividad.
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