Salud
El alcoholismo, una "enfermedad mental" de la que no hay conciencia social
Expertos británicos recomiendan dos días 'secos' a la semana
Lo que ayuda al enfermo es "buena voluntad" y acudir a otros con el mismo problema
El 40% de los que siguen un programa terapéutico "puede abstener el resto de su vida"
Los alcohólicos "necesitamos beber para vivir"
18.01.12 ESPERANZA BUITRAGO
Una comisión de expertos del Parlamento británico ha recomendado recientemente para concienciar a la sociedad de los riesgos del consumo de alcohol establecer "dos días secos a la semana". Hemos hablado con médicos y enfermos de alcoholismo, que rechazan la idea. Ángel, un enfermo rehabilitados asegura que lo único que puede ayudar es reconocer que hay un problema, "buena voluntad" y "acudir a otras personas como tu". El doctor Francisco Pascual Pastor asegura que el 40% de los alcohólicos que siguen un programa terapéutico "puede abstenerse el resto de su vida". Nosotros nos hemos preguntado cómo se llega a esta enfedad.
Y además...
"Su páncreas se caía a pedazos"
Ángel, hoy a sus 60 años y rehabilitado desde hace 10, nos explica que era muy joven y vivía un buen momento laboral cuando cayó en el alcohol. "Tenía un puesto de trabajo extraordinario" pero fue la "dinámica del trabajo, la ambición, el compromiso laboral de abarcar mucho...lo que me llevó a descubrir que con dos copas mi capacidad de respuesta crecía". Sin embargo, "en dos o tres años la necesidad de beber llegaba hasta última hora del día, tomaba una botella de licor diaria", explica.
Perdió memoria, reflejos y concentración y en el trabajo –aquello que le llevó a beber- dejó de rendir. Cada vez bebía más, la situación familiar se deterioró tanto que le echaron de casa y terminó perdiendo el empleo. "El estrés y la desesperación crecían" y "me encerré en mi mismo y en mi botella", sentencia.
La depresión le llevó al médico, sin embargo, Ángel asegura que solo cuando pidió ayuda a enfermos rehabilitados pudo salir adelante. Después de 10 años sin probar ni gota afirma que "funciona todo" en su vida porque funciona él. "Ahora se quine soy, antes no", sentencia.
A los alcohólicos les lanza un mensaje claro: "No deben intentar nunca salir adelante solos, hay que pedir ayuda y si se puede a personas como ellos".
Sobre la iniciativa de la Comisión de Ciencia y Tecnología designada por el Parlamento británico de recomendar dos días secos a la semana, Ángel lo tiene claro: "No vale para nada; el que bebe, bebe" porque "necesitamos beber para vivir". "Y el que tiene el hábito de beber –sin ser alcohólico- no va a respetar tal iniciativa".
"Los alcohólicos son personas con un trastorno mental, transitorio o indefinido", aclara Ángel, que sostiene que es la sociedad la que debe comprender que el alcoholismo "no es un vicio". Idea que comparte el especialista universitario en alcoholismo, Francisco Pascual Pastor, de la Federación de Alcohólicos Rehabilitados de España ( FARE), que explica que hay que eliminar la idea de que el paciente consume porque quiere. El 40% de los enfermos que siguen un programa terapéutico "pueden abstenerse el resto de su vida".
Pascual Pastor señala que, aunque es difícil establecer un perfil del enfermo de alcoholismo –ni siquiera existen datos ni registros oficiales a nivel nacional- suelen padecerlo más los hombres que las mujeres porque en ellas aún está mal visto el consumo. Por su profesión, hay un porcentaje más elevado de alcohólicos entre albañiles o comerciales, pero el doctor recalca que "el alcohol no entiende ni de sexo, ni de clases sociales".
Lo que si sostiene el doctor es que el bebedor actual es más joven y no consume a diario, sino en momentos puntuales en cantidades mayores. Al contrario que hace unos años, sí se llega al estado embriaguez. De esta forma, el diagnóstico es más tardío porque los daños, aunque son los mimos – en el hígado, páncreas y sistema nervioso- tardan más en verse.
En definitiva, quienes trabajan ayudando a los enfermos y los alcohólicos rehabilitados coinciden en la necesidad de concienciar a la sociedad de que se trata de una enfermedad crónica –que mata a dos millones y medio de personas al año en el mundo, según la OMS- y que quienes la padecen no beben por vicio sino por necesidad. La manera de salir, según Ángel, es reconocer que hay un problema, "buena voluntad" y "pedir ayuda a otras personas como tú".
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