Adicción a las drogas, problema multifactorial y reversible
Tendencias •
25 Abril 2012 — Milenio.com
Durante el Foro Internacional sobre Políticas de Regulación del
Consumo de Drogas, organizado por la UNAM, especialistas coincidieron en
que el debate debe centrarse en las personas, no en las sustancias.
Ciudad de México •
La adicción a las drogas es un problema multifactorial y reversible que puede atenderse si se consideran los efectos bioquímicos de las sustancias psicoactivas en el cerebro y las condiciones familiares y sociales que favorecen conductas adictivas, coincidieron expertos en el Foro Internacional sobre Políticas de Regulación del Consumo de Drogas que organiza la UNAM.
Al moderar la mesa La adicción derivada del uso de drogas ilícitas. El adicto, Javier Nieto Gutiérrez, director de la Facultad de Psicología (FP) de la UNAM, resumió que el debate debe centrarse en las personas, no en las sustancias.
Humberto Brocca, adictólogo, especialista en medicina tradicional china y socio fundador de la Sociedad Mexicana para el Estudio de las Adicciones, destacó que apenas el uno por ciento de los consumidores en el mundo está en la categoría de adictos desde el punto de vista médico. Además, la droga más perjudicial es el alcohol, por los daños personales, familiares y sociales que ocasiona; mientras que el tabaco es la médicamente más dañina por sus implicaciones en varias enfermedades.
En griego, adicto significa esclavo, pues se somete la voluntad a algo externo; mientras que droga significa mentira. “Los jóvenes adictos transgreden reglas, inicialmente por curiosidad, y en grado extremo se convierten en excluidos sociales”, señaló. Tiene que desarrollarse investigación en las ciencias naturales y sociales en este tema, pues las políticas públicas de México están centradas en la lucha contra el narcotráfico. “Han muerto muchas más personas por el combate al narco que por la enfermedad de la adicción”.
Daniel Dolmoun Kumok, subdirector del Hospital Psiquiátrico “El Peral”, de Chile, recordó que la adicción es resultado de cambios neuroplásticos en el sistema nervioso central, que determinan caminos neuroadaptativos. Los estupefacientes, precisó, desencadenan el sistema de recompensa, asociado a las sensaciones placenteras.
Su uso crónico altera la actividad sináptica y produce adicción. “El cerebro se modifica de tal manera que sin la droga no funciona; entonces, el individuo inicia una búsqueda desenfrenada para elevar su estado de ánimo, al que se quiere volver con más consumo, aunque luego haya ansiedad”. En ese proceso participan aspectos genéticos que forman el basamento de la conducta, así como factores familiares y sociales, que influyen en las primeras etapas de vida y en la adolescencia, momentos en que se forma la identidad cultural.
En su oportunidad, María Matilde Massa, directora nacional de Salud Mental y Adicciones del Ministerio de Salud de Argentina, destacó que los estupefacientes son hoy una mercancía de cambio, de uso y de prestigio, así como un facilitador que permite a los jóvenes incluirse en su medio social.
De acuerdo con estudios internacionales, de cada 100 personas que se drogan en el mundo, 70 realizan consumos esporádicos, 25 los hacen con relativa repetición y ritualidad de tiempo y espacio, mientras que sólo cinco lo hacen en forma compulsiva. Recomendó trabajar desde los aspectos médicos y educativos en la atención primaria, para que no se avance hacia la adicción crónica.
En tanto, Silvia Lorenia Cruz Martín del Campo, bióloga y toxicóloga del Departamento de Farmacología del Centro de Investigación y Estudios Avanzados (CINVESTAV), dijo que las adictivas afectan los sistemas de neurotransmisores cerebrales, a veces con el bloqueo, y otras con la estimulación de mecanismos. Todas las sustancias psicoactivas liberan dopamina y activan el sistema de recompensa. Por ello, producen fluctuación en los estados de ánimo, deseo intenso de consumir y, en etapas avanzadas, deseo a pesar de la conciencia del daño.
VIH y hepatitis C y B
Entre el 10 y el 12 por ciento de los consumidores de drogas ilícitas en el mundo padecen enfermedades infectocontagiosas como el VIH y hepatitis C y B, por los métodos de uso, que generalmente se remiten a psicoactivos de forma inyectable, coincidieron especialistas en la mesa Enfermedades infecciosas y trastornos psiquiátricos vinculados con el uso de drogas ilícitas.
Los expertos concordaron también en que, en promedio, casi el 50 por ciento de los consumidores de las ilegales tienen vínculos con padecimientos psiquiátricos, aunque no esté refrendado científicamente que la marihuana, por ejemplificar, sea la causal de psicosis o esquizofrenia.
Dan Werb, especialista en adicciones y salud urbana en el Centro de Excelencia en VIH/SIDA, en la Universidad de la Columbia Británica, Canadá, explicó que en sitios como Rusia, el 90 por ciento de los 1.5 millones de portadores de VIH fueron contagiados por inyecciones de droga, principalmente cocaína.
Asimismo, reveló que según un estudio realizado en Tamaulipas y Chihuahua por la institución a la que pertenece, la totalidad de los usuarios de las intravenosas padecen hepatitis C, incluso sin saberlo. De manera global, esa afección es padecida por 170 millones de individuos, es decir, una tercera parte del planeta.
En su oportunidad, Liliana Martínez Peralta, microbióloga de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires, Argentina, detalló que en su país el VIH, la hepatitis C y B, en ese orden, son las principales enfermedades de transmisión entre los consumidores por vía intravenosa. “Hay ocasiones en que portan las tres al mismo tiempo, y eso complica su tratamiento”, explicó.
Según cifras proporcionadas por Waleska Teixeira Caiaffa, epidemióloga de la Facultad de Medicina de la Universidad Federal de Minas Gerais, Brasil, existen en el planeta alrededor de 200 millones de usuarios de sustancias psicoactivas no lícitas, y de esta cifra, el 10 por ciento pertenece a la categoría de adictos a las inyectables.
http://www.milenio.com/cdb/doc/noticias2011/e9a5f49da7f8c0e51f842ef255e424c0
La adicción a las drogas es un problema multifactorial y reversible que puede atenderse si se consideran los efectos bioquímicos de las sustancias psicoactivas en el cerebro y las condiciones familiares y sociales que favorecen conductas adictivas, coincidieron expertos en el Foro Internacional sobre Políticas de Regulación del Consumo de Drogas que organiza la UNAM.
Al moderar la mesa La adicción derivada del uso de drogas ilícitas. El adicto, Javier Nieto Gutiérrez, director de la Facultad de Psicología (FP) de la UNAM, resumió que el debate debe centrarse en las personas, no en las sustancias.
Humberto Brocca, adictólogo, especialista en medicina tradicional china y socio fundador de la Sociedad Mexicana para el Estudio de las Adicciones, destacó que apenas el uno por ciento de los consumidores en el mundo está en la categoría de adictos desde el punto de vista médico. Además, la droga más perjudicial es el alcohol, por los daños personales, familiares y sociales que ocasiona; mientras que el tabaco es la médicamente más dañina por sus implicaciones en varias enfermedades.
En griego, adicto significa esclavo, pues se somete la voluntad a algo externo; mientras que droga significa mentira. “Los jóvenes adictos transgreden reglas, inicialmente por curiosidad, y en grado extremo se convierten en excluidos sociales”, señaló. Tiene que desarrollarse investigación en las ciencias naturales y sociales en este tema, pues las políticas públicas de México están centradas en la lucha contra el narcotráfico. “Han muerto muchas más personas por el combate al narco que por la enfermedad de la adicción”.
Daniel Dolmoun Kumok, subdirector del Hospital Psiquiátrico “El Peral”, de Chile, recordó que la adicción es resultado de cambios neuroplásticos en el sistema nervioso central, que determinan caminos neuroadaptativos. Los estupefacientes, precisó, desencadenan el sistema de recompensa, asociado a las sensaciones placenteras.
Su uso crónico altera la actividad sináptica y produce adicción. “El cerebro se modifica de tal manera que sin la droga no funciona; entonces, el individuo inicia una búsqueda desenfrenada para elevar su estado de ánimo, al que se quiere volver con más consumo, aunque luego haya ansiedad”. En ese proceso participan aspectos genéticos que forman el basamento de la conducta, así como factores familiares y sociales, que influyen en las primeras etapas de vida y en la adolescencia, momentos en que se forma la identidad cultural.
En su oportunidad, María Matilde Massa, directora nacional de Salud Mental y Adicciones del Ministerio de Salud de Argentina, destacó que los estupefacientes son hoy una mercancía de cambio, de uso y de prestigio, así como un facilitador que permite a los jóvenes incluirse en su medio social.
De acuerdo con estudios internacionales, de cada 100 personas que se drogan en el mundo, 70 realizan consumos esporádicos, 25 los hacen con relativa repetición y ritualidad de tiempo y espacio, mientras que sólo cinco lo hacen en forma compulsiva. Recomendó trabajar desde los aspectos médicos y educativos en la atención primaria, para que no se avance hacia la adicción crónica.
En tanto, Silvia Lorenia Cruz Martín del Campo, bióloga y toxicóloga del Departamento de Farmacología del Centro de Investigación y Estudios Avanzados (CINVESTAV), dijo que las adictivas afectan los sistemas de neurotransmisores cerebrales, a veces con el bloqueo, y otras con la estimulación de mecanismos. Todas las sustancias psicoactivas liberan dopamina y activan el sistema de recompensa. Por ello, producen fluctuación en los estados de ánimo, deseo intenso de consumir y, en etapas avanzadas, deseo a pesar de la conciencia del daño.
VIH y hepatitis C y B
Entre el 10 y el 12 por ciento de los consumidores de drogas ilícitas en el mundo padecen enfermedades infectocontagiosas como el VIH y hepatitis C y B, por los métodos de uso, que generalmente se remiten a psicoactivos de forma inyectable, coincidieron especialistas en la mesa Enfermedades infecciosas y trastornos psiquiátricos vinculados con el uso de drogas ilícitas.
Los expertos concordaron también en que, en promedio, casi el 50 por ciento de los consumidores de las ilegales tienen vínculos con padecimientos psiquiátricos, aunque no esté refrendado científicamente que la marihuana, por ejemplificar, sea la causal de psicosis o esquizofrenia.
Dan Werb, especialista en adicciones y salud urbana en el Centro de Excelencia en VIH/SIDA, en la Universidad de la Columbia Británica, Canadá, explicó que en sitios como Rusia, el 90 por ciento de los 1.5 millones de portadores de VIH fueron contagiados por inyecciones de droga, principalmente cocaína.
Asimismo, reveló que según un estudio realizado en Tamaulipas y Chihuahua por la institución a la que pertenece, la totalidad de los usuarios de las intravenosas padecen hepatitis C, incluso sin saberlo. De manera global, esa afección es padecida por 170 millones de individuos, es decir, una tercera parte del planeta.
En su oportunidad, Liliana Martínez Peralta, microbióloga de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires, Argentina, detalló que en su país el VIH, la hepatitis C y B, en ese orden, son las principales enfermedades de transmisión entre los consumidores por vía intravenosa. “Hay ocasiones en que portan las tres al mismo tiempo, y eso complica su tratamiento”, explicó.
Según cifras proporcionadas por Waleska Teixeira Caiaffa, epidemióloga de la Facultad de Medicina de la Universidad Federal de Minas Gerais, Brasil, existen en el planeta alrededor de 200 millones de usuarios de sustancias psicoactivas no lícitas, y de esta cifra, el 10 por ciento pertenece a la categoría de adictos a las inyectables.
http://www.milenio.com/cdb/doc/noticias2011/e9a5f49da7f8c0e51f842ef255e424c0
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