Rehabilitación por adicción a drogas
Los tratamientos para salir de este padecimiento implican reconocer el conflicto como algo que supera lo meramente individual y que pasa a ser social.
14/05/13 -
La adicción a drogas es una enfermedad que abarca no sólo la
individualidad de cada sujeto, sino también al entorno familiar y social
de cada uno de ellos. En la rehabilitación, el rol de la familia como
un actor involucrado en la terapia es fundamental para encarar la
adicción desde diferentes aristas. El médico psiquiatra Eduardo Kalina, especialista en adicciones, docente de la Universidad del Salvador (USAL) y director de Brain Center, explica que el papel de la familia es fundamental porque muchas veces son cómplices, en vez de ayudar: “Cuando logramos tratarlos a todos se obtienen resultados mucho mejores. Y no es extraño encontrar más casos de patologías adictivas”, sostiene. Ricardo Paveto, psicólogo, docente de la Universidad de Buenos Aires y Presidente de la Asociación de Reducción de Daños de la Argentina (ARDA), señala que a veces hay ciertos discursos familiares que son funcionales al consumo problemático del sujeto, de manera que es importante también trabajar con ellos y no poner todo el peso de la situación en el individuo.
La adicción a drogas encarada entonces como un problema que desborda lo individual, para pasar a ser social, requiere del trabajo interdisciplinario de médicos, psiquiatras, psicólogos, trabajadores sociales, enfermeros y acompañantes terapéuticos, entre otros. El médico psiquiatra Ricardo Grimson, especialista en adicciones y ex titular de la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (SEDRONAR) sostiene: “Se trata de meter a las adicciones dentro de la psiquiatría, pero la salud mental es sólo un aspecto de lo que pasa. En una adicción hay una crisis de valores del planteo de la persona en lo psicológico y social. No es un problema únicamente médico o psiquiátrico, es un problema integral al que hay que dar respuestas integrales”.
En cuanto al tratamiento, los especialistas coinciden en la necesidad de evaluar la singularidad de cada caso, aunque desde perspectivas distintas. Kalina explica que luego del diagnóstico integral, se pasa a la desintoxicación, que en general es más fácil bajo internación, y que implica, entre otras cosas, proporcionarle al paciente los medicamentos para que no sufra el síndrome de abstinencia. Este proceso se empieza a conectar con la deshabituación de la droga, con las terapias y con el trabajo con el sujeto y su ambiente para que, en el largo plazo, pueda reinsertarse.
Desde otro punto de vista, Paveto señala la necesidad de no cosificar el problema, es decir que en el tratamiento de consumos dependientes no hay que trabajar en el objeto, sino en el sujeto: “El tratamiento no es una línea recta, puede tener avances y retrocesos. Hay dos modelos en Argentina, uno que se basa en la utilización perversa de la Ley 23.737 -que pena el consumo y la tenencia de estupefacientes-, que es el criterio que plantea una mirada abstencionista. Desde la clínica de reducción de daños, no planteamos como objetivo para el inicio del tratamiento la abstinencia, salvo que la singularidad del caso lo amerite por los riesgos”, explica. En este sentido, dice el especialista, en la rehabilitación hay que entender cómo se puede ir sacando esa afectividad que se pone en la sustancia, de manera que esa carga afectiva pueda pasar a ser distribuida a otros vínculos, como los familiares, de amistad, o laborales, que seguramente una persona que tiene un problema de consumo dependiente ha ido deteriorando o perdiendo.
Uno de los puntos conflictivos a la hora de pensar en la rehabilitación de una persona es no todas las familias pueden afrontar un tratamiento privado. La SEDRONAR, del Ministerio de Salud de la Nación, se encarga, entre otras cosas, de brindar herramientas de prevención, asesoramiento y rehabilitación. Como explican en su sitio web, a través del Centro de Consultas y Orientación en Adicciones (CEDECOR), se hace una evaluación de cada caso. Si la consulta es por un menor, este organismo lo deriva al Consejo Nacional de la Niñez, Adolescencia y Familia. Cuando la persona tiene obra social o medicina prepaga, son estos entes los que deben responder por el tratamiento de la persona. Si no, el CEDECOR evalúa cada situación y puede derivarlo a un organismo de la red pública o a una ONG. En este último caso está la posibilidad de acceder al Programa de Subsidios Asistenciales, para poder costear el tratamiento de rehabilitación, el cual puede ser pedido por mayores de 21 años, sin obra social o medicina prepaga, cuya situación personal y familiar sea de bajos recursos económicos.
Sin embargo, Grimson matiza la situación: “La oferta pública está muy reducida, la SEDRONAR actualmente está sin secretario. Es muy difícil tener una asistencia adecuada porque no se puede hacer gratuitamente. Las únicas camas de internación son las del Centro Nacional de Reeducación Social, que son 70 desde 1972. En la Ciudad de Buenos Aires tampoco se ha avanzado con Mauricio Macri en este campo, lo cual es lamentable. Los municipios de mejor financiamiento de la provincia de Buenos Aires no tienen bancados los tratamientos económicamente”. El especialista destaca las experiencias de los últimos años de los curas villeros, como en el Hogar de Cristo, y agrega que ante la falta de respuestas pareciera que el problema aún es subestimado por la sociedad.
Lea la nota central de esta entrega: “Por la droga, mi hermano robó y fue preso”. Por Débora Mundani.
http://www.clarin.com/sociedad/mundos-intimos/Rehabilitacion-adiccion-drogas_0_919108322.html
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