Las conductas adictivas aparecen como un nuevo fenómeno psicosocial muy complejo y cambiante y en especial el consumo de sustancias psicoactivas legales e ilegales se ha constituido en...
Jueves, 01 de agosto de 2013
Por Hugo R. March (*)
Las conductas adictivas aparecen como un nuevo
fenómeno psicosocial muy complejo y cambiante y en especial el consumo
de sustancias psicoactivas legales e ilegales se ha constituido en una
situación de características mundiales que la convierte en un problema
sanitario y social de primer orden. Esta situación ha movilizado a
organismos nacionales e internacionales en la implementación de planes
preventivos sin que los resultados respondan hasta ahora a las
expectativas iniciales.
Según trabajos recientes, el consumo de drogas se ha
incrementado notoriamente en los últimos tiempos afectando también las
áreas laborales, y conforme resultados de los últimos estudios
epidemiológicos de la Secretaría de Programación Para la Prevención de
la Drogadicción y Lucha contra el Narcotráfico (Sedronar) en nuestro
país, y del Consejo Nacional para el Control de Estupefacientes de Chile
(Conace), aproximadamente 17 de cada 100 personas que trabajan han
consumido algún tipo de droga.
La repercusión que dicho consume produce en la
población laboral inciden tanto en los trabajadores como en sus
respectivas familias y fundamentalmente afectan a la obra social que les
brinda cobertura y que deberá afrontar en algún momento los costos
derivados de su costosa y prolongada atención.
Así lo han entendido algunas instituciones, como la
Asociación Empleados de Comercio de la ciudad de Rosario que, en
cumplimiento de sus objetivos sociales, ha tomado la decisión
institucional de afrontar la problemática mediante la implementación de
un Programa Integral de Capacitación en Prevención de Adicciones en el
Ámbito Laboral. Se encuentra en pleno desarrollo la primera etapa,
consistente en un ciclo de capacitación dirigido a miembros de su
comisión directiva, delegados gremiales y representantes del gremio ante
la obra social, y la puesta en marcha de una Consejería en Adicciones
con orientación individual y familiar. El programa continuará en su
implementación mediante progresivas actividades destinadas a la
formación de agentes laborales de prevención.
Es importante señalar que algunos indicadores
comparativos en el ámbito laboral resumen esta problemática: los
consumidores de alcohol y drogas tienen en promedio 4 veces mas
accidentes, 4 veces más ausentismo, 16 veces más llegadas tarde y 30 por
ciento menos rendimiento laboral respecto del resto de los
trabajadores, con un notorio incremento de gastos relacionados con su
cobertura médico sanitaria.
El consumo de sustancias psicoactivas en el ámbito de
trabajo está relacionado directamente con la producción de deterioro
sobre la salud del individuo, con la consiguiente pérdida de rendimiento
laboral, fatiga, y problemas individuales y grupales que pueden
tornarse crónicos, y también se refleja en situaciones indirectas, al
interferir en el trabajo de las demás personas con sus cambios de
carácter y conflictos dentro del propio lugar de trabajo, en las
relaciones personales e institucionales y en el seno de su grupo
familiar.
Un documento publicado por la Organización
Internacional del Trabajo, "Los nuevos riesgos emergentes y modelos de
prevención en un mundo de trabajo en transformación" (OIT/2010),
considera específicamente el consumo de alcohol y drogas dentro de los
factores psicosociales relacionados con el trabajo, llegando a incluir
esta problemática en las recomendaciones de las enfermedades
profesionales.
Por otra parte, el contexto laboral constituye de por
sí un factor de riesgo y predisposición en relación al consumo de
sustancias legales e ilegales, determinado por una larga lista de
situaciones: conflictividad e inestabilidad laboral, ambiente de
competitividad, presencia de consumidores de alcohol en el lugar de
trabajo, jornadas extensas, turnos y descansos rotativos, presión en el
rendimiento, circunstancias económicas, situaciones de exposición al
peligro, trabajo en altura, creciente estrés, desarraigo, etc., a lo que
debe sumarse que según la OIT, el 70 por ciento de los consumidores de
alcohol y drogas tienen empleo.
Frente a esta realidad, sería deseable que los medios
laborales organizaran una estructura en materia de prevención de
adicciones, no siendo dicha tarea un tema exclusivo de los servicios de
higiene, seguridad y medicina del trabajo, porque la organización de la
prevención implica que los distintos estamentos del escenario laboral
deben tener tareas y responsabilidades diferenciadas y claramente
establecidas ante la problemática adictiva.
En este sentido se entiende por prevención laboral
todo un conjunto de actividades coordinadas, dirigidas al medio laboral
para informar, sensibilizar y promover cambios individuales y
organizacionales en los distintos sectores de trabajo. La finalidad de
estas intervenciones es evitar o disminuir los problemas derivados del
consumo de drogas legales o ilegales, acotar los riesgos asociados al
consumo de drogas y reducir los accidentes laborales relacionados con
dicha problemática.
Debe tenerse en cuenta que las actividades de
prevención siempre derivan además en un beneficio económico, ya que se
estima que por cada peso que se invierte en prevención se ahorran cinco
en posibles daños ocasionados por situaciones evitables. También se sabe
que por cada peso que se gasta en accidentes, se debe considerar además
una posible erogación de seis pesos en perdidas indirectas y en futura
atención médica y/o psicológica.
Esto implica que por la inversión que se realice en
prevención no sólo se estará obteniendo mejor calidad de vida para el
trabajador y su familia, sino que además se sumarán beneficios
económicos para la economía empresarial, las Instituciones gremiales y
la sociedad en general.
(*) Magister en drogadependencia
http://www.lacapital.com.ar/opinion/Prevencion-de-adicciones-en-el-trabajo-20130801-0013.html
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