lunes, 31 de octubre de 2011

Dedicó a la compañía más de 10 años; hoy no tiene nada: un adicto al trabajo

Dedicó a la compañía más de 10 años; hoy no tiene nada: un adicto al trabajo
CANCÚN, Q.Roo.- Un hombre pasaba días festivos, días libres, vacaciones y tiempo extra en una empresa que se deshizo de él.
Juan Carlos Gómez/SIPSE
CANCÚN, Q.Roo.- Abrió los ojos. Estaba sobre la cama y permaneció inmóvil ahí por unos minutos... pensando, sin nada que hacer. Un día de buenas a primeras todo había terminado. Dedicó a la compañía más de 10 años y hoy no tiene nada que hacer: lo despidieron.
Alejandro Cruz Castro, dedicó 10 años a una de las cadenas hoteleras más famosas de Quintana Roo: "Yo vivía para la compañía, era mía, era mi vida, y me la quitaron como si el tiempo que pasé trabajando no significara nada". Él llegó con ganas de trabajar para sacar a su familia adelante, pero su trabajo se volvió su esposa, sus compañeros su familia y su buen desempeño fue su hijo... se convirtió en un adicto al trabajo.
Según Juan Antonio Chirino González, psicólogo profesor de la universidad La Salle, "una adicción ocupa un lugar en la vida del sujeto donde hay un vacío, el sujeto llega a volcarse sobre el objeto-droga, como si se casara con él".
Fue así como Alejandro llegó aquí, una familia separada, un hijo prematuro y la promesa de sacarlos adelante con trabajo duro, pero los sistemas laborales de Cancún "son muy peculiares, buscan que te vayas involucrando, comprometiendo con la empresa, pero es un compromiso sólo de uno, cuando ya no les eres útil te desechan", como a él le sucedió.
Cursos de integración laboral, festivales recreativos "voluntarios", alimentos incluidos e incluso un lugar para vivir fueron lo que paulatinamente hicieron que el hoy desempleado de 45 años terminara sin nada. "Los contratos siempre fueron temporales, y te mandaban a descansar cuando era mejor para el hotel, pero no me importaba, tenía amigos ahí, y era bueno en mi trabajo, los jefes me lo reconocían, me hacían sentir especial, pero al final me di cuenta que no lo era tanto".
Un adicto al trabajo o "workaholic" (como suele llamársele), comienza a tener muchos problemas fuera de los círculos relacionados con su adicción, ya que su interés y concentración se las dedica al objeto adicción: el trabajo. Chirino González, hace referencia al caso de un gerente de una empresa de productos de higiene, a quien su esposa amenazaba con engañarlo, su hija se había fugado de la casa con su novio y su hijo se drogaba constantemente, pese a tener una ganancia económica, afectivamente estaba mal. "Por atender prioritariamente su rol de trabajador, descuidó sus otros roles a tal grado que terminó con su vida familiar".
Algo similar le pasó a Alejandro, Carmen esperaba un hijo suyo y el dinero era necesario, ella lo sabía pero incluso al final le pidió a su marido que se regresara a Yucatán, aunque vivieran en la pobreza, pero su esposo ya no trabajaba para sacar a su esposa e hijo adelante.
"Recuerdo que iba cada mes a verlos, aunque sea dos días, pero acá hice amigos, que compartían mis problemas y mis diversiones, cuando me pidió que regresara no me ilusionó volver a verla, sino perder lo que tenía aquí... ¿Cómo iba a defraudar al hotel?, contaban conmigo", pero el hotel un día decidió que no quería contar más con él.
La adicción al trabajo significa pertenencia, como cualquier adicción, la única diferencia es que es socialmente aceptado dedicar tu vida al trabajo. Alejandro, al poco tiempo comenzó a sentir que no amaba a Carmen, luego de unos meses no pensaba en ella, ni en su futuro hijo, les mandaba dinero, pero no le interesaba conversar con ella, él encontró en su área laboral "la oportunidad para vincularse y pertenecer, le generó pertenencia".
El costo que tuvo que pagar por esa pertenecía, hoy en día le parece alto: colitis, adicción al cigarrillo y el término definitivo de su relación con Carmen. "Él me hablaba bonito mientras tú sólo me decías cuando recoger el dinero que mandabas, no quiero dinero, quiero un marido", así recuerda la última llamada que tuvo con su esposa, quien ahora vive con otro hombre. "Lo peor es que es cierto, el tipo es un jodi..., pero lo quiere, está para ella... supongo", dice Alejandro con tristeza en su rostro y confiesa que es algo que nunca ha podido superar, "quiero ver a mi hijo, pero no tiene ni mis apellidos".
Roberto Oropeza Tena, especialista en adicciones y coordinador del Doctorado en Psicología de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, apunta que cualquier trabajo puede generar adicción, tiene que ver con la personalidad adictiva del sujeto, una persona generalmente obsesiva compulsiva. "Tienen lo suficiente para vivir, incluso para vivir bien, pero no les interesa hacer otra cosa".
Oropeza Tena, califica negativamente este comportamiento por las consecuencias que conlleva: estrés y ansiedad, siempre cansados, irritables, no tienen forma de sacar presión y ansiedad de ningún otra manera, están expuestos a padecimientos respiratorios y circulatorios, siempre presionados, afectados del sueño. Básicamente lo que le sucedió a Alejandro.
"Te mando dinero, ¿qué más quieres?, déjame estar tranquilo", es otra de las respuestas que recibió Carmen, el estrés de un 24 de diciembre en el hotel hizo que una llamada para felicitarlo se convirtiera en una discusión, sólo por preguntarle si podía estar con ellos el 25 de diciembre. Alejandro se quedó en Quintana Roo ese día, de ahí en adelante también sus vacaciones forzadas y todo día libre lo pasaba con sus compañeros de trabajo... era el primero en ofrecerse para tiempo extra e incluso llegaba en sus días libres al hotel.
Hoy Alejandro no quiere salir de su casa, no tiene qué hacer, no ha encontrado trabajo ni quiere encontrarlo, se siente traicionado. Perdió salud, familia y tiempo... pero nadie le quitará los momentos que pasó... trabajando.

http://www.sipse.com/noticias/128958-dedico-compania-10-anos-tiene-nada-adicto-trabajo.html

No hay comentarios:

Publicar un comentario