Adicciones en las empresas
El consumo de fármacos, alcohol y drogas crecen dentro de las empresas. La prevención es la mejor solución al problema.
Por: Mabel Candia DIRECTORA DE ICAS ARGENTINA
La búsqueda constante de herramientas, procesos, procedimientos y capacitaciones tendientes a lograr espacios laborales seguros, libres de accidentes y de pérdidas humanas, manifiesta una de las grandes preocupaciones de las organizaciones en la actualidad. El uso de ciertos accesorios de protección personal, que varían según la actividad de la organización, es una de las políticas habituales.
Muchas de las expectativas sobre las conductas de los empleados están debidamente explicitadas y seguramente son conocidas por ellos al momento de asumir una responsabilidad laboral y firmar un contrato.
El grado de complejidad de análisis de competencias que requieren ciertos puestos de trabajo denominados “de riesgo”, como los puestos de dirección, de manejo de presiones políticas o financieras, o manejo de instrumental técnico altamente sofisticado, manipulación de elementos químicos o altamente contaminantes, administración de fármacos, ejecución de cirugía, la operación de maquinarias con alta tecnología en condiciones riesgosas o, simplemente, muchas actividades excesivamente rutinarias.
Todas ellas, sin excepción, requieren de un recurso humano en las mejores condiciones psicofísicas y atencionales. Si bien el porcentaje de la atención es voluntario, éste puede estar interferido tanto por preocupaciones personales como por el consumo de fármacos, alcohol o incluso drogas.
Un alto porcentaje de la población consume en forma cotidiana tanto alcohol como sustancias. Y hace uso y abuso de psicofármacos, y el grado de adicciones va in crescendo y aunque nos cuesta creer que este fenómeno sea tan cercano, un gran número de colaboradores es parte de este problema social que hoy no encuentra cauce.
El consumo de sustancias puede condicionar en distinta medida las capacidades del individuo para realizar sus tareas, aunque ellas no requieran esfuerzos especiales.
Mucho más, desde ya, en los puestos de trabajo más exigentes.
Hay tareas que por su características pueden “disimular y encubrir” ciertos grados de deterioro, pero una buena observación del rendimiento habitual de cada puesto de trabajo, del nivel de compromiso, de señales tales como el ausentismo reiterado, llegadas tarde, comunicación violenta, pequeñas omisiones cotidianas, olvidos reiterados, errores inadmisibles, irritabilidad o depresión, manifestaciones de descontrol, cambios en el aspecto físico, protagonizar conflictos interpersonales o aislamiento social pueden enmascarar grados de consumo.
La detección precoz de este tipo de señales es de suma importancia para la solución del problema. La toma de conciencia de las áreas de liderazgo sobre la lectura prematura y el desarrollo de habilidades de comunicación para poder encauzar adecuadamente a los empleados en la posible rehabilitación, es el eslabón perdido de la cadena de la seguridad industrial.
El involucramiento de las empresas en la provisión de recursos para los empleados para que puedan resolver preventivamente sus problemas personales y familiares y encauzar sus preocupaciones cotidianas es una manera de hacer prevención psicológica.
El malestar psicológico y social está en la base de las adicciones.
Si bien la causa primaria de tales malestares raramente es la empresa, el estresante o conflictivo puede ser desencadenante, y si es en las empresas donde las consecuencias pueden ser peligrosas y gravitan en forma brutal en sus resultados. La falta de rendimiento es el menor de los efectos, porque se puede llegar hasta la pérdida de vidas humanas, que impactan tanto social, personal como económicamente en las organizaciones. Cuando ocurren, es que todas las medidas preventivas han fallado y parecen no tener explicación.
Fuente: http://articulos.empleos.clarin.com/?p=2323
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