«No hay que proteger a un compañero toxicómano»
«Uno de cada cinco vascos tiene problemas con las drogas», desvela el psiquiatra Jerónimo García en Encuentros con la Salud
19.11.09 - IRATXE GÓMEZ | BILBAO
*«Cuando se piensa en un drogadicto se tiene el estereotipo de la gente que está tirada en la calle. Pero la realidad es que las drogas están presentes en todos los segmentos sociales». Con esta afirmación arrancó ayer el psiquiatra Jerónimo García San Cornelio el congreso 'Consumo de drogas, alcohol y medicamentos en el trabajo', enmarcado en los Encuentros con la Salud de EL CORREO. Frente a las nuevas generaciones de médicos de la UPV, el experto advirtió de la necesidad de prevenir las adicciones en el ámbito laboral. Y es que siete de cada diez consumidores de drogas ilegales trabaja, y tiene un puesto de más o menos responsabilidad. «No hay que proteger a un compañero toxicómano, porque pone en peligro las cadenas de producción».
Ningún gremio se libra de las adicciones. Eso sí, existen unos grupos con mayor patología, como son los obreros de la construcción, los comerciales y autónomos. «Éstos últimos muchas veces tienen dinero caliente y les quema en el bolsillo. Pero también el consumo se dan entre los altos ejecutivos». Las consecuencias son nefastas en cualquiera de los casos: torpeza mental, crispación, paranoias, despistes y baja autoestima. Hay quienes consumen alcohol o se fuman un porro como un ansiolítico, pero «ambos tienen efectos a largo plazo». Con la cocaína ocurre más de lo mismo. «Algunos lo emplean para ser más agresivos en su puesto de mando. Pero tienen un recorrido de un año para ser adictos».
¿Qué lleva a un trabajador a consumir droga? Las motivaciones son muy dispares. «La insatisfacción, los relevos y estar mucho tiempo fuera de casa. Aunque también, a veces, es por la incitación de otros compañeros o por mucho estrés y una gran exigencia». El 20% de los vascos de 15 a 74 años tiene problemas con alguna adicción, según destacó García, remitiéndose al informe 'Euskadi y drogas 2008'. Un dato que evidencia la necesidad de sensibilizar a los más jóvenes.
«La droga de entrada suele ser el tabaco, luego la cerveza, el cannabis y el kalimotxo. La siguiente etapa son los cubatas. Y luego las pastillas y la cocaína», explicó García San Cornelio. Para el experto, la sociedad es la que debe marcar unos límites, como se ha hecho con el tabaco y el alcohol en la conducción. «Hacer botellón no es una perversión en sí misma. Pero no se puede favorecer o mirar a otro lado. Luego están las revistas de papel cuché que muestran a los famosos desintoxicados, como si fuera algo fácil. No todo vale. La droga pasa factura y es el mundo de los perdedores».
Fuente: http://www.elcorreodigital.com/vizcaya/20091119/sociedad/proteger-companero-toxicomano-20091119.html
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