domingo, 9 de diciembre de 2012

Noche sin control: Está prohibido, pero los kioscos les venden alcohol a los chicos

Por Mariano Gavira

Clarín acompañó a un adolescente a más de 20 locales de Capital y GBA. Compró varias botellas gracias a los “trucos” para evadir inspectores. El abuso de alcohol en menores se duplicó en 10 años.
09/12/12
–Hola, ¿me das una birra?
–Sí, ¿cuál?
–Cualquiera, me da lo mismo. ¿Me la destaparías, por favor?
–Dale… chau, suerte.
La situación parece normal: alguien se acerca y pide que le vendan una cerveza. El problema es que el comprador tiene menos de 18 años.
Con un chico de 17, Clarín visitó más de 20 kioscos de Capital y GBA y comprobó las facilidades que tienen los adolescentes para comprar cerveza, vino o fernet.
El “tour” comenzó pasadas las 22 de un sábado caluroso y concluyó dos horas y media más tarde. En el transcurso se compraron todo tipo de bebidas alcohólicas en locales de Avellaneda, Lanús, Lomas de Zamora, Olivos, Vicente López, Barracas y Palermo. Resultado: de todos los negocios –elegidos al azar– sólo en uno le impidieron al joven comprar. Fue sobre la avenida Mitre, en Avellaneda, ya que el dueño dijo que hacía poco había tenido problemas con la municipalidad. “Acá a la vuelta te van a vender sin problemas”, contestó ante la insistencia. Dicho y hecho: sobre la calle Alsina un kiosquero vendió dos botellas de cerveza a través de una reja.
En Yrigoyen al 1800, también en Avellaneda, la compra se complicó un poco: el hombre de rulos parado atrás del mostrador decía que no porque había escuchado que la Municipalidad estaba en la zona. “¿Y si lo meto adentro de mi mochila?”, retrucó el muchacho. “Bueno, así no hay problema”, respondió el vendedor, dejando en evidencia una de las modalidades para engañar a los inspectores.
Pero no es la única estrategia de los kiosqueros. Otra es la llamada “posta acordada” y sucedió en Lanús, también sobre Yrigoyen, pero al 3400. El empleado le pidió al adolescente que lo esperara a unos metros del negocio para así llevarle las tres cervezas que había pedido, simulando ser un conocido y actuando sin la autorización para hacerlo como delivery.
Desde ahí, tras cruzar el puente Pueyrredón, el recorrido continuó por el barrio porteño de Barracas, donde la historia se repitió: en ningún caso le preguntaron la edad ni le pidieron DNI, a pesar de que había policías federales patrullando.
Como sucedió en Palermo, uno de los sectores de la ciudad donde se encuentra la mayor cantidad de boliches: allí ni siquiera el patrullero estacionado sobre Sánchez de Bustamante al 1900 intimidó al kiosquero, que le vendió al adolescente un fernet de segunda marca de 450 ml a $ 35, mientras que durante el día se puede conseguir este mismo producto, pero de 750 ml, a $ 27.
Es que de noche, el alcohol aumenta más del doble. La cerveza de litro que de noche se vende a $ 19, de día cuesta alrededor de $ 8. Con los vinos espumantes pasa lo mismo: $ 12 contra $ 25.
Esta situación se da en un contexto preocupante. Según un relevamiento de la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (Sedronar), se duplicó en 10 años el abuso de alcohol entre los estudiantes secundarios. Del total de jóvenes que toman alcohol, el 63% bebió cinco o más vasos de alguna bebida al menos una vez en un lapso de 15 días. En 2001, la cifra era menor al 30%. De acuerdo con la encuesta realizada en mayo, casi tres de cada 10 consultados (27,9%) reconoció que “tomó más de la cuenta y se emborrachó en los últimos 30 días”.
Los quioscos y estaciones de servicio no pueden vender alcohol según la ley 24.788 de 1997. Los menores de 18 años tampoco pueden comprar en supermercados y almacenes, donde la venta está habilitada sólo de 8 a 23.
Los comerciantes lo saben, pero muchos hacen caso omiso. Una tercera variante de comercialización es el “envase disfraz”, que se vio sobre Primera Junta, calle que divide Villa Ballester con Villa Adelina. Ahí el kiosquero traspasó la cerveza dentro de una botella de gaseosa para facilitar la venta.
Hecha la ley, hecha la trampa. La frase se adapta a la perfección. Algunos lo dicen. “Sé que sos menor, pero no te voy a arruinar la noche”, escuchó el joven del recorrido en un kiosco de Caballito. En la noche, todo vale con tal de que los adolescentes no se vayan con las manos vacías, ni con la boca seca.
http://www.clarin.com/sociedad/prohibido-kioscos-venden-alcohol-chicos_0_825517550.html

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