Drogadicción y trabajo de la Iglesia ArgentinaPosted in June 28th, 2009
Conferencia de Prensa “Drogadicción y trabajo de la Iglesia Argentina”
Miércoles 24 de junio de 2009 Conferencia Episcopal Argentina (CEA)
El pasado miércoles 24 de junio, en la sede de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), la Comisión Nacional sobre Drogadependencia, que forma parte de la Comisión Episcopal de Pastoral Social, tuvo un encuentro con medios de comunicación dado que el 26 de junio es el “Día Internacional de la lucha contra el uso indebido y el tráfico ilícito de drogas”, establecido por la Asamblea General de la ONU en el año 1987.
Entablaron el diálogo con los medios la Dra. Raquel Bolton, Horacio Reyser, padre Jorge García Cuerva, monseñor Jorge Lozano, Dr. Heriberto Pérez y padre Marcelo Ramljak.
Esta Comisión —que se formó en el año 2007— viene trabajando en la prevención y asistencia del consumo de drogas en todo nuestro país.
La Dra. Raquel Bolton —médica y miembro de la Comisión Episcopal de la Pastoral para la Salud de la CEA— puso de relieve que “nos estamos acostumbrando al paisaje urbano de ver a los chicos tirados por la calle. La propuesta es sensibilizar y crear conciencia; y para eso hacemos encuentros de formación y educación”.
El coordinador de la Comisión, Horacio Reyser, destacó que “a los chicos más chicos, en edad de jardín de infantes, hay que enseñarles valores, no hablarles de drogas, que distingan lo bueno de lo malo. Que la droga es mala. Primero se da la educación y después la prevención”. Luego se refirió a una verdadera preocupación que tiene la Iglesia: los lugares de internación. Y afirmó que “la Iglesia está desarrollando sus propios centros de atención, aunque por supuesto, no alcanzan”.
El padre Jorge García Cuerva expresó que “la pastoral de adicciones es una pastoral de encuentro. Nosotros no podemos esperar a que la gente venga, como Jesús tenemos que salir a buscarlos”.
El Obispo de Gualeguaychú, Monseñor Jorge Lozano, afirmó que “todos tienen derecho a tener sueños. La inclusión social tiene que pensar en todos los ciudadanos. Una sociedad que excluye se está suicidando así misma”. Y continuó: “La presencia capilar de nuestra gente y su testimonio desde distintos lugares del país, nos sirven en la elaboración de los varios documentos de la Iglesia, referidos a la prevención de consumo de drogas”.
El Dr. Heriberto Pérez expresó que “hay presiones sociales que tienden hacia un permisivismo del consumo de drogas que nosotros consideramos verdaderamente trágico. Antonio María Costa —Subsecretario General y Director Ejecutivo de la Oficina contra las Drogas y el Delito de la ONU— dijo que el problema mundial de la droga ha sido contenido pero no solucionado. La Iglesia hace suyo este tema y ve esta lucha no contra la oferta sino contra la demanda de estupefacientes”.
El padre Marcelo Ramljak sostuvo que “hay que tener en cuenta que las personas que consumen no sólo se perjudican a sí mismas sino que perjudican a terceros”.
Dr. Heriberto Pérez: médico, especialista en Pediatría y Adolescencia. Integra el equipo multidisciplinario del proyecto “No te rindas” en la Parroquia Nuestra Señora de Aránzazu, de San Fernando, para atención de drogadependientes, asesoramiento y contención de sus familias e inducción al tratamiento de los adictos. Forma parte del consejo coordinador de EDIDRO —Equipo Diocesano sobre Drogadependencia— de la diócesis de San Isidro, y del equipo de Prevención y Capacitación en Adicciones. Se desempeña como asesor médico del equipo de conducción del Hogar “San Ignacio”de Tigre, comunidad terapéutica para varones mayores de 18 años.
Padre Jorge García Cuerva: sacerdote católico, se ordenó el 24 de octubre de 1997; vivió y trabajó 8 años como vicario parroquial en La Cava y desde hace 3 es párroco en otro barrio carenciado llamado San Pablo en El Talar, Tigre. Siempre estuvo involucrado en comunidades de jóvenes en situación de riesgo. Es licenciado en Historia y abogado. Trabaja en Pastoral Carcelaria.
Monseñor Jorge Eduardo Lozano: obispo de la diócesis entrerriana de Gualeguaychú, responsable de la Comisión Nacional de la Pastoral de Adicciones de la Comisión Episcopal de Pastoral Social de la Conferencia Episcopal Argentina.
Padre Marcelo Ramljak: abogado, post grado en Criminología, y otro en Adicciones. Vicario parroquial de Nuestra Señora de Aránzazu, de la diócesis de San Isidro, donde forma parte del grupo “No te rindas”. También es miembro del EDIDRO –Equipo Diocesano sobre Drogadependencia– que brinda tratamientos ambulatorios y con internaciòn, además de hacer prevención en distintos ámbitos.
Adjuntamos los siguientes documentos emitidos por la CEA: La droga, sinónimo de muerte y el Programa de Acción Pastoral. Y tres imágenes de la conferencia de prensa.
LA DROGA, SINONIMO DE MUERTE
Los obispos argentinos, reunidos en nuestra Asamblea Plenaria hemos recogido el eco doloroso de muchas familias de todo el país, cuyos hijos quedaron atrapados por los efectos de la droga y sus secuelas de muerte y destrucción.
En la Argentina que anhelamos no sobra nadie. Sin embargo, la droga y su comercio de muerte se han instalado entre nosotros; entró para quedarse en la escuela, en el club, en la esquina, en los boliches y recitales, en la cancha, en las cárceles y hasta en los lugares de trabajo. Tan flagrante marginación de nuestros niños y jóvenes nos produce mucho dolor y “la Iglesia no puede permanecer indiferente ante este flagelo que está destruyendo a la humanidad, especialmente a las nuevas generaciones” (Doc. Aparecida, 422).
Toda la vida de Jesús es manifestación del infinito amor de Dios por nosotros, significado en sus gestos de compasión y misericordia. Muere en la Cruz por todos, y resucita para darnos vida en abundancia. Sus palabras reflejan siempre lo que llevaba en el corazón. Así lo vemos, por ejemplo, en la parábola del buen samaritano. Aquel hombre caído a la vera del camino, herido y golpeado por ladrones, es signo de los que están abatidos y agobiados por toda clase de males. Hoy nos interpelan de modo particular los rostros sufrientes de quienes están atrapados y condenados por una de las calamidades más grandes de estos últimos tiempos, como es el consumo y las adicciones a la droga.
1. Indignos escenarios de muerte
El narco-negocio se instaló en nuestro país, prospera exitosamente, destruye familias y mata. Nuestro territorio ha dejado de ser sólo un país de paso. Observaciones confiables y de diversas fuentes nos advierten que el consumo arraiga en los jóvenes, y avanza sobre la inocencia y fragilidad de los niños. Cuando se asocian a las malas compañías del alcohol, los inhalantes, la violencia y el desamparo, el resultado es un complot para el exterminio.
Desde los más altos niveles su tráfico genera corrupción y muerte: asesinatos por encargo, extorsiones, dependencias esclavizantes, prostitución. “El uso abusivo de drogas es una grave falta moral porque afecta a la salud e incita a actividades clandestinas igualmente dañinas” (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 2291).
En todos los ambientes, los que prueban la droga por curiosidad y se convierten en adictos, si no llegan a una muerte prematura, frenan su crecimiento y desarrollo personal. Todo lo que esté relacionado con la droga es deshumanizante, anula el don de la libertad, sumerge en el fracaso los proyectos de vida y somete a las familias a duras pruebas.
Los familiares y amigos de los adictos se enfrentan día a día, con impotencia, a un enemigo de enorme capacidad de mal. No está demás decir, que una persona drogada resigna su espacio en la sociedad: todos pierden sus vínculos afectivos, el obrero su trabajo, el joven y el niño la escolaridad.
En este angustioso marco, la Iglesia proclama la Buena Noticia de Dios que nos conduce a la Vida: Jesucristo, que ha vencido a la muerte y nos ha señalado el camino de salvación. Con los obispos de América Latina anunciamos que “la alegría que hemos recibido en el encuentro con Jesucristo, a quien reconocemos como el Hijo de Dios encarnado y redentor, deseamos que llegue a todos los hombres y mujeres heridos por las adversidades; deseamos que la alegría de la Buena Noticia del Reino de Dios, de Jesucristo vencedor del pecado y de la muerte, llegue a todos cuantos yacen al borde del camino, pidiendo limosna y compasión (cf. Lc 10, 29-37; 18, 25-43). Conocer a Jesús es el mejor regalo que puede recibir cualquier persona; haberlo encontrado nosotros es lo mejor que nos ha ocurrido en la vida, y darlo a conocer con nuestra palabra y obras es nuestro gozo” (Doc. Aparecida, 29).
2. Las causas
¿Por qué la droga encuentra un campo tan propicio para su expansión?. Juan Pablo II dice que “la droga no es como un rayo que cae en una noche luminosa y estrellada. Más bien es como un rayo que cae en una noche tormentosa…”. Esa noche tormentosa describe el vacío existencial que produce el contexto consumista y hedonista en el que vivimos. Nuestra sociedad ha distorsionado el sentido de la vida y los valores. El “ser más” ha dado paso al “tener más”.
Los jóvenes se sienten sin raíces, obligados a afrontar un presente fugaz y un futuro incierto. Se suma a esto que muchas veces no encuentran adultos disponibles para la escucha y la comprensión. De tal forma, que la drogadicción no es sólo un problema de “sustancias”, sino más bien de cultura, valores, conductas y opciones. Es expresión de un malestar profundo que algunos llaman “vacío existencial”. Así pues, para una cantidad creciente de jóvenes, se afianza la convicción que vivir no tiene sentido, no vale la pena. Más de una vez, hemos escuchado decir a jóvenes en situación de riesgo: “yo ya estoy jugado”; para ellos, felicidad, libertad, amor, son sólo palabras huecas, tan vacías como sus bolsillos o estómagos. Padecen la “vida deshonrada”, en una sociedad inhóspita e indiferente, y muchas veces sin una contención de sus hogares y familias.
El demonio,“padre de la mentira” odia la salud y la vida, busca aliados para expandir como peste este veneno. Genera verdaderas estructuras de pecado que desprecian el amor y la dignidad humana.
3. Caminos a recorrer
Todos sabemos algo acerca de la droga, es un tema de la vida cotidiana en nuestras casas. Al mismo tiempo, advertimos que es una realidad muy compleja: por un lado, su organización con métodos mafiosos y vínculos insospechables en todos los niveles parece no tener límites; por otro, la ausencia de valores en todos los estratos sociales, el escándalo de la pobreza y la exclusión social, achican los horizontes y esperanzas de nuestros jóvenes. Al no reconocer la profundidad y gravedad de esta deuda para con las generaciones del presente, estamos favoreciendo su negocio letal. Nos falta la valentía y el coraje necesarios para encarar seriamente este problema. La indiferencia, el consumismo, la desunión de la familia, sumados al poderoso tráfico y comercio de drogas, abre el camino para destruir a los más vulnerables: nuestros chicos y chicas. Porque confiamos en la prevención educativa, nos parece insuficiente la atención que presta a este tema la Ley de Educación Nacional, recientemente aprobada.
La lucha contra la droga-dependencia no es un interrogante sin respuesta, aunque ésta nunca será sencilla. La situación es grave y requiere una acción mancomunada de toda la sociedad, que a corto plazo pueda transformarse en política de estado.
La experiencia nos enseña que los caminos para enfrentarla van en tres direcciones:
* Promover una cultura de la vida, fundada en la dignidad trascendente de toda persona humana, llamada a ser feliz y a vivir libre de toda esclavitud; cuánto más de estos falsos paraísos de la droga.
* Despejar la falsa ilusión de que de la adicción se entra y se sale fácilmente. Por supuesto que muchos, con gran esfuerzo y apelando a diversas ayudas y tratamientos, podrán recuperarse. Recordemos que siempre el amor de Dios se acerca a quienes se disponen a crecer en dignidad: “En el mundo tendrán tribulaciones, pero no teman, Yo he vencido al mundo” (Jn. 16,33)
* Denunciar y perseguir a los mercaderes de la muerte que con el escandaloso comercio de la droga están destruyendo a la humanidad, especialmente a las nuevas generaciones, para lo cual deben concurrir todos los recursos que cuenta nuestro Estado de derecho, en una lucha frontal contra el tráfico y el consumo.
4. El Evangelio anuncia la cultura de la vida
Jesús nos da fuerzas cuando nos dice:“Yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia” (Jn 10,10). A todos los que fueron tocados por esta miseria y sufren esta penosa esclavitud, especialmente a los niños y jóvenes, queremos abrazarlos y llevarlos al Corazón de Cristo para decirles que “Dios nos ama, que su existencia no es una amenaza para el hombre, que está cerca con el poder salvador y liberador de su Reino, que nos acompaña en la tribulación, que alienta incesantemente nuestra esperanza en medio de todas las pruebas” (Doc. Aparecida, 30).
El desafío es grande. Entre todos debemos generar una red social que propicie la cultura de la vida. En este esfuerzo es fundamental el concurso de toda la sociedad, para gestar un compromiso solidario que comprenda a madres y padres, docentes, funcionarios, medios de comunicación, instituciones religiosas; en fin, para que en todos los ámbitos sociales haya una contundente opción por la vida fundada en la dignidad de la persona. Debemos recrear caminos de esperanza, fortaleciendo metas e ideales, que den sentido a la existencia, reconstruyendo una cultura, en la que el esfuerzo, el sacrificio y aún el dolor, hagan prever una cosecha de frutos abundantes para el bien común.
Esta red social deberá propiciar:
- la denuncia de hechos delictivos o políticas que por acción u omisión favorezcan las adicciones.
- una estrategia de prevención basada en tareas educativas en todos los niveles, fundamentalmente en el seno de la familia, las iglesias, la escuela, las fuentes de trabajo, las comunidades barriales y en todos los ambientes donde se dignifique y se celebre la vida.
- la multiplicación de espacios sanantes donde se facilite la recuperación de los adictos y su reinserción a la sociedad.
El Señor Jesús proclamó “bienaventurados a los que son misericordiosos porque obtendrán misericordia”(Mt 5,7). A la escucha de esta Palabra, queremos animar y caminar junto a todas las personas que han acercado su corazón a la causa que nos ocupa: en primer lugar a las madres que ven sufrir a sus hijos y se organizan para protegerlos. A los hombres y mujeres, que con responsabilidad y amor al prójimo, no pasan de largo ante la tragedia que nos embarga y entristece a todos. Alentamos especialmente a los profesionales del Derecho y la Justicia a obrar con celeridad ante este flagelo, pues están en juego miles de vidas que necesitan la protección de la Ley para seguir creciendo como ciudadanos.
Agradecemos a Dios que muchas instituciones religiosas y organizaciones de la sociedad civil ya trabajan en variadas iniciativas terapéuticas de prevención y contención. Invitamos a todos a obrar como el buen samaritano. Como Iglesia, con la fuerza que nos viene del Evangelio de la Vida y con los humildes medios que contamos, renovamos nuestro deseo de estar al servicio de la sociedad para comprometernos solidariamente a enfrentar este mal. Para ello, estamos elaborando un programa de acción pastoral que sea signo del amor de Dios por los que sufren. Confiamos que nuestro Padre habrá de inspirarnos a todos para que logremos dar la respuesta oportuna y eficaz a este drama.
La Virgen Santísima, como buena Madre nos acompañará en esta misión. Los heridos por las adicciones la buscan y Ella les pertenece y la sienten como madre y hermana.
Pilar, 9 de noviembre de 2007
En las vísperas de la beatificación de Ceferino Namuncurá
94ª Asamblea Plenaria de la CEA
CONFERENCIA EPISCOPAL ARGENTINA
PASTORAL SOCIAL
PROGRAMA NACIONAL DE ACCIÓN PASTORAL SOBRE DROGADEPENDENCIA
1. Orientaciones básicas:
Los objetivos Generales del programa serán:
Promover la cultura de la vida basada en la dignidad trascendente de toda persona humana e identificar al consumo de drogas como uno de los factores actuales más perniciosos de la anticultura de la muerte. Para ello animar una pastoral activa mediante:
Una tarea de evangelización que ayude a la CONCIENTIZACIÓN sobre los beneficios de una vida digna vivida libertad, al mismo tiempo que ponga en evidencia los males que implica la droga tanto para las personas como para la sociedad.
Una amplia acción de EDUCACIÓN y PREVENCIÓN que involucre a la sociedad en su conjunto, enfocada en las causas que generan la drogadependencia.
Una activa contribución a la REHABILITACIÓN de las personas afectadas.
La DENUNCIA del comercio de la droga y de los intentos de promover políticas permisivas para su comercialización y consumo.
3. Plan de Acción:
Este plan se desarrollará en dos etapas, la primera de Diagnóstico y Concientización y la segunda de Creación de Alternativas.
4. Líneas de Acción:
I. ETAPA DE DIAGNÓSTICO Y CONCIENTIZACIÓN
Acción 1:
CARTA PASTORAL CEA.
Publicar una Carta Pastoral de la CEA alertando sobre el problema, anunciando la creación de una pastoral orgánica apropiada e invitando a conformar una verdadera red social para enfrentar este flagelo.
Acción 2:
PASTORAL SOBRE ADICCIONES.
Se constituirá una Pastoral sobre las Adicciones de la CEA con la incorporación de referentes de cada Diócesis.
Se propondrá que en cada Diócesis se forme una Pastoral de las Adicciones con estrecha vinculación con las Pastorales de Juventud, Penitenciaria, de la Mujer, de la Familia, de Niñez y Adolescencia, de la JUREC, de la Salud y de la Catequesis.
Se propondrá que en los Seminarios Diocesanos haya una formación que permita comprender adecuadamente los alcances de este mal.
Se efectuará un relevamiento de información que permita caracterizar el problema. Esto incluirá una encuesta que tendrá al mismo tiempo el propósito de ayudar al proceso general de concientización y a trazar un diagnóstico consistente para orientar propuestas ajustadas a las diferentes realidades
Se pondrá en servicio la página web
www.reddevida.org , que será una herramienta central para el intercambio de información y la coordinación de acciones a nivel nacional.
II. ETAPA DE CREACIÓN DE ALTERNATIVAS
II. 1. Educación y Prevención
Acción 1:
PROMOVER UNA EDUCACIÓN INTEGRAL PARA LUCHAR CONTRA LA DROGA
A través de la producción y difusión de material informativo, cursos de formación, talleres, seminarios, foros y todo tipo de convocatoria que promueva la concientización y capacitación en drogadependencia, se orientará a desarrollar actividades que involucren a:
Colegios, en particular a sus docentes y a los padres.
Parroquias, en especial las áreas de niñez y adolescencia, juventud, catequesis y familia.
Universidades.
Organizaciones de la sociedad civil
Medios de comunicación social
Organismos del Estado
Acción 2:
PROMOVER LA CREACIÓN DE UNA RED SOCIAL
Generar desde la Iglesia espacios de encuentro y diálogo que convoquen a la formación de la red social, promoviendo acciones que animen y fortalezcan las estructuras sociales, especialmente las familias, para encarar con decisión el problema.
Acción 3:
LEGISLACIÓN
Elaborar un documento que exponga el pensamiento de la Iglesia y fomente una fuerte convocatoria a toda la sociedad para promover una legislación adecuada tanto para evitar el consumo como para combatir el tráfico de drogas.
Fijar posición esclarecedora en cuanto a políticas de despenalización, legalización y reducción del daño.
Acción 4:
EVENTO NACIONAL, como gesto profético masivo, para hacer un público llamado a la solidaridad en la lucha contra las adicciones y de condena a quienes comercian con la droga.
A tal efecto se conformará un comité que tendrá por finalidad producir una propuesta para la concreción de este evento, al que se le tratará de dar un verdadero sentido ecuménico.
II. 2 Asistencia y Rehabilitación:
En este campo, la Iglesia se propone realizar signos concretos a través de un servicio de caridad hacia todas aquellas personas que sufren la dolorosa enfermedad de las adicciones. Anuncia el valor de la vida como respuesta y alternativa al vacío existencial que conduce a la droga y que para ayudarse en este esfuerzo, los drogadependientes necesitan conocer y experimentar el amor de Dios en sus propias vidas: “Venid a mí todos los que están fatigados y afligidos que yo los aliviaré” (Mt 11, 28)
Acción1:
ACOMPAÑAR TRATAMIENTOS TERAPÉUTICOS
En los procesos de tratamiento para la recuperación de drogadependientes, se promoverá la activa participación de la familia y cuando sea posible de la comunidad parroquial, para acompañarlos en su camino de regreso a la vida
Desarrollar una labor pastoral que ayude a las personas a reconocer a Cristo en su proceso de curación interior para recuperar su libertad y expresar la idea que sólo el compromiso de cada persona, su voluntad de renacer y su capacidad de recuperación pueden garantizarle su vuelta a la vida. En este proceso será valioso acercar el testimonio de las personas que han tenido una experiencia de Cristo en su proceso de recuperación.
Acercarse a las comunidades terapéuticas y ofrecer asistencia y apoyo desde las enseñanzas del Evangelio para contribuir en los procesos de rehabilitación de drogadependientes, haciéndolo con actitud de servicio y respeto por la libertad del hombre.
Acción 2:
PASTORAL PENITENCIARIA
Desarrollar un programa para incorporar a la vida carcelaria iniciativas válidas para combatir la drogadependencia y brindar asistencia a las personas afectadas.
Acción 3:
REINSERCIÓN SOCIAL.
Apoyar programas y desarrollar iniciativas que contribuyan a la vuelta a la sociedad de los drogadependientes, tales como el trabajo, la formación, la recreación, la espiritualidad y la creación de ambientes nuevos que faciliten el proceso de reinserción.
Fuente:
http://www.marana-tha.net/wp/?p=2254