lunes, 29 de junio de 2009

EDEX: La salud laboral como filosofía



LA SALUD LABORAL COMO FILOSOFÍA

Nuestra propuesta no persigue realizar actuaciones puntuales, sino aprovechar las posibilidades que brinda el ámbito laboral para abordar el fenómeno de las drogodependencias de un modo integral. Rehuimos toda excepcionalidad, y apostamos por incluir el programa entre las actuaciones habituales de la empresa en materia de prevención, garantía de la necesaria continuidad que ha de presidir la intervención ante el abuso de drogas. Una actuación, por tanto, a integrar en el Plan de Salud Laboral de la empresa.


PROMOCIÓN DE LA SALUD Y EL BIENESTAR


Proponemos una actuación que se inscribe en el marco de la promoción de la salud y el bienestar de los ciudadanos. Una política orientada a favorecer el desarrollo de estilos de vida en los que el recurso compulsivo a las drogas no tenga cabida. La actuación desarrollada no hará distingos caprichosos a partir del estatuto legal de las drogas.


ACTUACIÓN INTEGRAL


Una intervención global sobre el fenómeno de las drogodependencias en el medio laboral habrá de ser articulada en torno a tres ejes básicos:
Prevención
Conjunto de estrategias a desarrollar en el lugar de trabajo para reducir el consumo de drogas.
Asistencia
Detección, intervención precoz y, en su caso, derivación a recursos especializados de la comunidad, de aquellas situaciones problemáticas relacionadas con los usos inadecuados de drogas.
Rehabilitación
Dos líneas de actuación genéricas en la estrategia que proponemos:
Favorecer el tratamiento de los problemas de drogodependencias, apoyando a quienes decidan seguir un programa de rehabilitación.
Estimular el desarrollo de programas institucionales que arbitran ayudas para la "contratación de ex-drogodependientes".


MODELO PARTICIPATIVO

Es conditio sine qua non de una intervención exitosa en el ámbito laboral, la implicación y compromiso activo de los diversos agentes que protagonizan la vida de la empresa (Representantes Sindicales, Delegados de Prevención, Servicios Médicos, Servicio de Asistencia Social, Servicios de Seguridad e Higiene, Servicios de Prevención, Gerencia y mandos intermedios, Responsables de RR.HH., Comités de Seguridad y Salud, etc.). Tanto en la fase inicial de diseño del programa como en su ejecución y evaluación continua, propiciar el consenso de los diferentes interlocutores del mundo de la empresa, constituye una premisa de cualquier intervención.
Habría de considerarse la conveniencia de crear una Comisión Laboral de Drogodependencias en la que estos Servicios de Prevención asumieran una función de asesoría técnica. Comisión integrada por los diversos interlocutores del mundo del trabajo, que se encargaría de diseñar, ejecutar y evaluar la intervención, con un reparto explícito de funciones y responsabilidades.


INTEGRAR Y NORMALIZAR


Una iniciativa orientada a que el consumo de drogas sea abordado como cualquier otra situación de riesgo para la salud de los trabajadores y para el adecuado funcionamiento de la empresa, requiere de un abordaje normalizado que integre el tema, en su política preventiva general, quedando por completo desligado de cualquier tentación sancionadora. Un planteamiento, por tanto, positivo, de mejora de las condiciones de vida, y no meramente correctivo. Se trata de minimizar los problemas relacionados con las drogas y no de eliminar de las empresas a quienes los padecen.


ESTRATEGIA PERMEABLE CON LA COMUNIDAD

El mundo laboral constituye un escenario de actuación específico en materia de drogodependencias. Dicho esto, hemos de insistir en que esta actuación no puede quedar aislada de la comunidad en que la empresa se inserta. Antes bien, cuanto en esta dirección se avance desde el interior de la empresa ha de hacerse en comunicación con los recursos comunitarios.
En ocasiones, esta relación será imprescindible, como ocurre con los casos a derivar para su abordaje terapéutico por los servicios de la comunidad. En otros, contribuirá a enlazar el trabajo en la empresa con el que se impulse en otros ámbitos (escuela, familia, movimiento juvenil, etc.), en una actuación coherente y sistemática de intervención comunitaria ante las drogas.


PLANIFICACIÓN Y CONTINUIDAD


Lamentablemente tanto en la empresa como en el resto de los escenarios sociales en que se viene trabajando para reducir los problemas relacionados con las drogas, el carácter puntual de las actuaciones ha sido una constante. Durante años, la necesidad sentida de dar algún tipo de respuesta a lo que se percibía como un problema dramático, se materializaba en alguna actividad apresurada, con importantes dosis de improvisación, voluntarismo y discontinuidad. Y era comprensible que así sucediera. No existía tradición, se desconocían las posibilidades de intervención y se actuaba como buenamente se podía.
La experiencia ha mostrado que no era suficiente, y que esta manera de hacer las cosas no era la adecuada. Se impone, por el contrario, una actuación por programas. Una actuación que, huyendo del activismo (¡algo hay que hacer!) y de las prisas (¡hay que hacerlo ya!), se tome un tiempo para reflexionar sobre la tarea a acometer.
Una actuación planificada de acuerdo con una secuencia cuyas etapas básicas serán:
Determinar los objetivos:¿qué queremos lograr?
Priorizarlos: ¿por dónde empezamos?
Acordar actividades: ¿cómo lo vamos a conseguir?
Proveer de recursos: ¿qué necesitamos?
Ejecutar: ¡manos a la obra!
Evaluar: ¿marcha según lo previsto?


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