Sociedad - Las drogas matan el trabajo
En Chile, el último año, al menos el 5% de los trabajadores consumió marihuana, el 2% cocaína y el 3% tranquilizantes. Hoy, frente a esta realidad, unas cincuenta compañías están trabajando en la prevención y apoyando a los trabajadores que se quieren rehabilitar.
En el último año, el 5% de los trabajadores consumió marihuana, el 2% cocaína y el 3% tranquilizantes (CONACE).
El decomiso de 1.200 kilos de cocaína esta semana encendió las luces de alerta: hace tiempo que Chile dejó de ser un país de tránsito de la droga. Es más, quienes saben del tema advierten que cuando en un territorio se almacena y se distribuye esta mercancia ilegal, aunque el mercado final sea el extranjero, irremediablemente algo se está quedando para el consumo local."La estrategia de los narcotraficantes es ir dejando en el país. Es decir, para poder transitar esa gran cantidad de cocaína obviamente tienen que haber hecho buenos pagos con cocaína y por tanto va a aumentar la circulación de este estupefaciente" declaró esta semana a la prensa la secretaria ejecutiva de CONACE, María Teresa Chadwick.Las cifras de CONACE hace tiempo que muestran aumentos en el consumo de drogas, especialmente en los grupos más jóvenes de la población, pero por primera vez cuenta con estadísticas que muestran que el problema se introdujo también en el mundo de la empresa.Un adelanto de las conclusiones de esta medición, que en los próximos días dará a conocer íntegramente CONACE, muestra que en el último año el 5% de los trabajadores consumió marihuana, el 2% cocaína y el 3% tranquilizantes.En esta encuesta los trabajadores informales aparecen como los principales consumidores de marihuana y cocaína, con tasas de 8,7% y 5,2% respectivamente, mientras que los empresarios son los que con más frecuencia recurren a los tranquilizantes (4,9%).Más allá de las cifras concretas, lo importante son las tendencias que arroja el estudio. En ese sentido, la directora del Programa de Alcohol y Drogas de la Asociación Chilena de Seguridad (ACHS), Nancy Sepúlveda, comenta que se confirma que entre los trabajadores más jóvenes tiene una mayor incidencia el consumo de marihuana y de cerveza, mientras que en los adultos se ve más alcohol. Respecto de la ubicación, dice, si la empresa está en un medio rural, probablemente el mayor problema sea la ingesta de vino, mientras que si el emplazamiento es urbano y céntrico, entonces habrá mayor presencia de drogas ilegales.Y si vemos diferencias por sexos, el estudio del CONACE confirma que el abuso de los tranquilizantes es más frecuente entre las mujeres.El senador UDI Jaime Orpis señala que ayudar al proceso de rehabilitación de las personas que han caído en el consumo de estas sustancias es de suma importancia, pero para evitar que el problema se extienda es vital que se trabaje en la prevención. "Y está demostrado que las acciones de prevención más efectivas son las que se impulsan a nivel escolar y laboral", afirma.
15 veces más atrasos
$7.900 el test de orinaLos test de drogas son cada vez más frecuentes dentro de los procesos de selección de personal.Menos común es que las empresas extiendan estos exámenes a todos sus trabajadores. Escasamente los aplican a grupos pequeños que son elegidos en forma aleatoria, porque existen sospechas, o porque se presentó un accidente. Dentro de las razones para no masificar estos controles está que se considera contraproducente generar la sensación de que se está liderando una caza de brujas.Y es que como mencionan todos los expertos en el tema, para el éxito de los programas de prevención es fundamental que se perciba que la empresa está abordando el problema porque le interesa la salud de sus trabajadores."Los tests son una decisión de cada empresa, pero nosotros no los promovemos y recomendamos tener mucho cuidado en su aplicación", dice Nancy Sepúlveda de la ACHS. Otra razón para no realizar test de drogas en forma masiva es el alto costo que implicaría.Un examen de orina para detectar el consumo de cocaína en un período de hasta siete días tiene un valor de $6.500, más $1.400 por la toma de la muestra. Ese mismo valor habrá que pagar una y otra vez si además se quiere controlar la marihuana, benzodiazepina, anfetamina o barbitúricos. Estos precios son los que maneja el Hospital del Trabajador.Un precio aún mayor se deberá cancelar si se quiere realizar un examen de sangre o de pelo, que detectan consumos en un plazo más alto.El Servicio Nacional de Aduanas cuenta desde mediados del año pasado con un programa de prevención que trabaja en conjunto con la ACHS y que se financia con $7 millones que le asignó Conace. Hasta ahora no han realizado exámenes de detección, pero su director, Raúl Allard, cuenta que están pensando aplicarlos a las nuevas contrataciones."Como servicio fiscal de fiscalización debemos mantener estándares estrictos de probidad y transparencia", explica Raúl Allard. Y cuando se le consulta si alguno de sus funcionarios ha requerido rehabilitación, contesta que se trata de un tema reservado.
Los consumidores de alcohol y drogas presentan cuatro veces más accidentes, ocho veces más ausentismo y quince veces más atrasos que el resto del personal.En Chile no se conocen estimaciones sobre el costo económico que esto tiene para las empresas. Y aunque alguna compañía contara con ellas, es probable suponer que se resistiría a hacerlas públicas. Es que incluso las empresas que tienen programas de prevención evitan entregar datos sobre la cantidad de trabajadores con problemas de adicción que han identificado y los problemas que ellos eventualmente han generado a la estructura. Cuando se les pregunta sobre el particular contestan que se trata de una materia reservada."Nadie quiere que se piense que su servicio o sus productos pueden ser de peor calidad porque entre sus trabajadores hay gente drogadicta o alcohólica", reconoce el ejecutivo de una empresa.Como referencia se pueden considerar las estadísticas de Estados Unidos, donde se calcula en US$81 mil millones la pérdida de productividad que sufre cada año la industria local por muertes prematuras, enfermedades, atenciones médicas e indemnizaciones.También en Estados Unidos, el Servicio de Correos (UPS) hizo el ejercicio de contratar a los postulantes que dieron positivo en los exámenes de droga. Tras monitorear su desempeño laboral durante 3 años constató que este grupo era 77% más propenso a ser despedido, tenía el doble de sanciones disciplinarias y mostraba tasas de ausentismo mayores al 66%. Al final estimaron que el ahorro en cinco años de filtrado de postulantes con pruebas positivas habría sido US$105 millones.Estos datos los entregó la experta norteamericana en el tema Elizabeth Edwards, de visita esta semana en nuestro país. "Hay muchos más costos, pero son difíciles de estimar", comenta, aludiendo a que los trabajadores adictos mentirán para evitar ser descubiertos, pueden robar para financiar su consumo y eventualmente dañarán la imagen y la moral de la empresa.Por eso es que a la hora de revisar los beneficios de desarrollar actividades preventivas surge el ahorro en los costos de primas por seguros o accidentes, reducción de pérdidas por ausentismo, robo o fraude y menos accidentes y medidas disciplinarias.Pero también hay beneficios de mediano y largo plazo asociados a tener a trabajadores mejor informados y contar con un mejor clima organizacional.Cuando hay que rehabilitar"Las cifras son tan elocuentes en mostrar que la droga ha penetrado todos los grupos que decidimos hacer algo", cuenta José Miguel del Solar, gerente de Recursos Humanos de Cristalerías Chile, quien destaca que fue este diagnóstico y no la sospecha de que tuvieran el problema lo que los llevó a actuar.Las empresas descartan que sus motivaciones sean del tipo policiacas. De hecho, los exámenes de pelo, orina o sangre, para detectar si existe consumo, no son generalizados, y cuando existen, pocas veces llevan al despido del trabajador que eventualmente dé positivo.Un ejemplo claro de esto lo da la empresa Maestranza Diesel, que pese a no realizar exámenes, en un año de aplicación del programa de prevención ya detectó siete casos de adicción entre sus 200 trabajadores: cuatro de los afectados comunicaron voluntariamente su problema y los otros tres fueron identificados por los supervisores o compañeros, gracias a que la mayor información les permite tener una actitud más alerta.Uno de ellos, que fue sorprendido llegando ebrio al trabajo, no soportó la vergüenza y renunció. "Resolvimos mantenerlo dentro de la empresa porque si no su problema se haría más grave; nos comprometimos a hacer todo lo posible para ayudarlo siempre que él a su vez se comprometiera a no engañarnos diciéndonos que está bien en su tratamiento cuando en realidad está con recaídas", dice Sussan Jakob, del área personas de esta empresa.Como ésta, son muchas las empresas que no se conforman con la prevención y deciden acompañar a sus trabajadores en el proceso de rehabilitación. Para eso, cuentan con equipos multidisciplinarios de tratamiento o los envían a talleres externos, como los de las corporaciones Carpe Diem y La Esperanza, que tienen un costo de $150 mil mensuales aproximadamente y que se dictan en horario vespertino, para que los trabajadores puedan continuar trabajando.Claro que hay casos en los que se requiere de intervenciones mayores. Por ejemplo, cuando se comprueba que el entorno familiar o social del trabajador ejerce una influencia negativa. Frente a estas situaciones existen empresas que no dudan en recomendar al afectado que cambie de amigos o se mude de casa, en forma definitiva o al menos temporalmente.También está la alternativa de recurrir a alguno de los programas de rehabilitación en que se interna al afectado.Ya sea en programas vespertino o internado, Cristalerías Chile tiene la política de suspender al trabajador de sus funciones mientras se mantiene en tratamiento. En reemplazo del sueldo entregan una ayuda económica directamente a la familia del afectado."Hay que privilegiar la protección del grupo humano y si corresponde hay que aislarlo", explica José Miguel del Solar.Prevención en 50 firmasSon alrededor de cincuenta las empresas chilenas que están trabajando en la prevención, llegando a un universo de alrededor de 30 mil trabajadores.Cuando se les pregunta, estas compañías dicen que es muy prematuro para medir impactos en las tasas de accidentabilidad y de productividad, pero que resulta visible una mejora en el clima organizacional.Arnoldo Jacob, director de Maestranza Diesel, reconoce que asumieron un desafío difícil, que no estará exento de decepciones, "pero tenemos la satisfacción de saber que estamos caminando por el camino correcto".____________________________________________________________·Texto completo de esta nota en www.emol.com
Fuente: http://www.conacedrogas.cl/inicio/mlabo_reportaje2.php?sec=99
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