Una experiencia psicodramática en adicciones
Cuerpo sin órganos
Lic. María Esther Semeraro essiesem@hotmail.com
I- Rasgando textos (pick up)
…el paciente no es el único con sus dificultades que pone toda la cuota. El analista también debe pagar:- pagar con palabras sin duda, si la transmutación que sufren por la operación analítica las eleva a su efecto de interpretación;- pero también debe pagar con su persona, en cuánto que, diga lo que diga la presta como soporte a los fenómenos singulares que el análisis ha descubierto en la transferencia;- ¿olvidaremos que tiene que pagar con lo que hay de esencial en su juicio más íntimo, para mezclarse en una acción que va al corazón del ser: sería él el único allí que queda fuera del juego? (1)Clínica como arte de Composición, más que Interpretación. Clínica como estrategias geográficas: construir un mapa en un desierto, seguir su recorrido…clínica como ciencia geológica que opera sobre estratos, superficies en constante devenir, clínica como metáfora termodinámica que sabe guiarse por umbrales de intensidad, entre velocidades y ritmos diversos. (2)En la clínica psicodramática el cuerpo es el instrumento, trabajamos, resonamos, interactuamos, elaboramos, percibimos y hasta interpretamos con él, a partir de él, pero acaso en la clínica psicoanalítica no? acaso como dice Lacan el analista no paga con su palabra, pero también con su persona prestándola como soporte a los fenómenos transferenciales y como si esto fuera poco también paga con el juicio más íntimo de su ser. El cuerpo no queda fuera del juego ¡no, señores! No hay nada por fuera del cuerpo en la clínica, pero de qué cuerpo hablamos, no del soma, no del cuerpo como bios, sino de un soma que deviene cuerpo, no lo hay sin la relación al Otro primordial, un cuerpo que es un cuerpo libidinal, cuerpo informe con zonas erógenas, cuerpo afectado, sentido, tocado, atravesado, sintomatizado.Acontecimientos diversos del cuerpo, cuyo origen Freud sitúa en el desvalimiento o desamparo que nombra con la palabra “hilflosigkeit”, significa que por el estado de prematuración, el infans depende para su supervivencia de los cuidados de otro, no sólo en lo que concierne al registro de la necesidad sino también del amor, no basta con que calme lo tensional, necesita de sus caricias, de su cuerpo marcando un territorio, el del cuerpo propio. De allí nacerá lo pulsional que es la marca del Otro en el cuerpo y no tiene objeto, pues este Otro no recubre en forma total el desvalimiento, allí donde el Otro no da respuesta, allí donde queda lo no especularizable, el objeto “a” se ubicará. Objeto como causa del deseo y como objeto de goce, resto que cae luego de la constitución del sujeto en el campo del Otro significante, resto algebraico, Real imposible de ser simbolizado e imaginarizado. Dentro de esos avatares sucede el destete, el control esfinteriano, y las infinitas separaciones que nos remiten al significante. Se necesitará una madre o cualquier Otro en su lugar que pida la renuncia a lo pulsional, una madre deseante de otros objetos fuera del niño, constituyendo ese cuerpo. El goce como tendencia a obturar la falta supone una retención del objeto que se anticipa como pérdida, el síntoma supone también una retención del objeto, una vuelta infinita a los mismos lugares del desamparo, la orfandad, la pérdida del Otro, estropear el cuerpo, golpearlo, descuidarlo, incluso destruirlo son también las vías del goce.Esta vuelta por el objeto lacaneano, nos remite al objeto winnicottiano, el transicional, objeto que se ubica en un espacio transicional como desprendimiento materno, “la investidura de ese objeto libera al sujeto de la sujeción al Otro, lo que exige el término de separación” (3).Tomaré la concepción de Spinoza como otra forma de pensar el cuerpo. Éste se pregunta: ¿qué puede un cuerpo? ¿de qué afectos es capaz?. Dice: lo asombroso es el cuerpo, aún no sabemos lo que puede un cuerpo. “Y es que los cuerpos no se definen por su género o por su especie, por sus órganos y sus funciones, sino por lo que pueden, por los afectos de que son capaces, tanto en pasión como en acción. (4)Es decir, para Spinoza el cuerpo es una concepción relacional, se lo piensa desde la potencia de acción, según lo que este cuerpo pueda hacer, a la capacidad de ser afectado por y con otros cuerpos y de establecer un vínculo con ellos, de ser modificado y a su vez modificar este universo poblado de fuerzas, afectos, encuentros, desencuentros, que van a ser compuestos y descompuestos como un caleidoscopio sin fin.¿Qué define la individualidad de un cuerpo? La particular relación entre infinidad de partículas en reposo y movimiento, a esto lo llama Longitud de un cuerpo, compuesto por elementos no formados, a los que llama “cuerpos más simples”. Por otro lado llama Latitud del cuerpo a la afectación por otros cuerpos, estas intensidades de fuerzas de existir. El conjunto de estas Longitudes y Latitudes constituye la Naturaleza, estos cuerpos sin órganos ni organizados son el plano de Inmanencia o Consistencia, en una multiplicidad de afectaciones, de relaciones cambiantes de movimiento, reposo, aceleraciones, ritmos, flujos.“El plano de Inmanencia distribuye los afectos, las intensidades, para ello no diferencia lo artificial de lo natural, ya que lo importante es saber de qué es capaz un cuerpo, o sea diagramar una composición de relaciones de velocidades y lentitudes, de los poderes de afectar y de ser afectado, para poder anticipar lo que puede un cuerpo o un alma en tal encuentro.” (5)El intercambio de opiniones entre individuos no basta para generar este plano, es necesario que devengan cuerpo sin órganos, un movimiento que aumente la potencia, que agencie, que geste máquina deseante , el “entre” los cuerpos, campo de afectaciones, velocidades, lo uno surge en la multiplicidad y constituye la curvatura de lo fractal. “Fractal” deriva del latín “fractus”: quebrado o fragmentado. Son objetos semi geométricos cuya estructura básica fragmentada o irregular se repite a diferentes escalas. Son autosimilares, es decir, un objeto es autosimilar o autosemejante si sus partes tienen la misma forma que el todo, aunque en diferente escala y pueden estar ligeramente deformado, su irregularidad no permite que sean descriptos en términos geométricos. Es decir el uno que se va a expresar en infinidad de cuerpos, gestos, voces, respiraciones, sonidos, modos.¿Qué clase de clínica grupal psicodramática pensamos a partir de este corpus de conceptos rizomáticos Lacan-Deleuze-Spinoza? ¿qué cuerpo expone el coordinador y los integrantes del grupo? ¿cómo son afectados? ¿qué líneas se construyen? ¿qué espacio articulamos en el todo de la escena psicodramática? ¿es posible pensar líneas de fuga, capturas, máquina deseante, territorializaciones y desterritorializaciones, cartografías, pero sin dejar de lado el “a” lacaneano y el objeto transicional de Winnicott?.Deleuze dice: “No hay enunciado individual, sino agenciamientos maquínicos productores de enunciados. Nosotros decimos que el agenciamiento es fundamentalmente libidinal e inconsciente. El agenciamiento es el inconsciente en persona” (6).Resueno con mi inconsciente que no es ni lacaneano, ni deleuzeano, produzco desde este agenciamiento absolutamente rizomático “inconsciente-conceptos del psicoanálisis-conceptos deleuzianos”. “El agenciamiento es un cofuncionamiento entre términos heterogénos, donde hay producción de deseo, se ha producido un devenir, en el ocursus del encuentro se produce una máquina deseante. El fuego está en el “entre”, en una producción que no existe en A o B sino en el encuentro en una territorialidad dada, tengo que ver a dónde me lleva ese agenciamiento, qué línea de fuga produce (desterritorialización). Al agenciamiento hay que dejarlo que estalle, al grupo hay que dejarlo estallar”. (7)“Hay que hacer pick up con la lectura, no quedar capturado por el libro, tomo aquellas herramientas ligadas a lo que quiero para el problema que tengo hoy, los conceptos son herramientas… Hay que producir líneas de fuga de la captura obediente de la lectura, hay que “jazzear” la lectura”. (7)II- Resonancias. El entramado de los cuerpos (ocursus).¿Qué le pasó a mi cuerpo? ¿Devenir cuerpo sin órganos es el plenodel cuerpo-cuerpopleno?. Me encuentro haciendo, recorriendo el espacio dramático, deviniendo línea más o menos molecular, más o menos molar, haciendo estallar el relato de la escena original, el texto escrito que pasa a centrifugarse entre yo auxiliares, soliloquios, doblajes, “entres” y “algo” inefable que me lleva a un nomadismo sin retorno, sin siquiera dudar, sólo la certeza caótica de escenificar “lo que hay de esencial en su juicio más íntimo…esa acción que va al corazón del ser”(1)Basculo ¿basculo? O soy basculada entre el afuera/adentro de la escena, pulsátil como estos cuerpos vibracionales, dolientes, rasgados, agenciándose en historias de otros ¿de otros? ¿mías?...ya de todos. ¡Es tal la velocidad, la intensidad, la generación deseante, a veces la densidad, la lentitud, el 0, que se produce! Micropolítica que “rompe la intimidad conyugal de la escena original y se despliega por otros territorios” (8)Sábado lluvioso, anochece en Bs. As., salgo de la reunión multifamiliar en la Comunidad Terapéutica donde coordiné un encuentro psicodramático con un grupo de pacientes mujeres internadas por adicciones y alcoholismo y sus familias. Allí dirijo un grupo de psicodrama, una vez por semana, en el cual participan solamente las pacientes de la institución. Dentro de la modalidad de trabajo de la Comunidad, los sábados a la tarde se realizan reuniones multifamiliares de las cuáles no participo pero una vez a pedido del director y esta segunda vez a pedido de las pacientes, llevamos el psicodrama al encuentro.Bailamos un vals en una fiesta, hicimos estatuas, imaginamos y escenificamos deportes y deportistas, el triunfo, la copa, la foto del equipo, en un caldeamiento preparado por el grupo, luego un juego dramático dónde tejimos con un ovillo de cinta el entramado de este encuentro, para luego bailar, jugar, cantar, cartografiar las líneas debajo de este tejido e ir modificando la red en un sin fin de vueltas hasta que se formó un gran nudo central del cual salían innumerables cintas como una gran estrella, o como una inmensa torta de bodas con cintitas blancas que guardan dentro de la masa el “agalma”, lo que brilla, detrás de la imago, del hábito, hay una joya, aquello que causa y produce el deseo, lo que va a producir en este juego, este agenciamiento pasajero y placentero de cada una de las integrantes del grupo con su familia y a su vez conformando un todo. Fue para mí emocionante estar dentro de la escena, gestando con el grupo esta línea de fuga hacia un estado lúdico, fuera de la línea dura del reproche mutuo, de la sordera comunicacional entre: “¿porqué me jodés la vida drogándote, no pensás en mí?” “sé que soy lo peor, porque en lo único que pienso es en drogarme, en matarme”. Para algunos era la primera vez que asistían al encuentro familiar, incluso había dos pacientes nuevas, para otros era la primera vez que se contactaban con el psicodrama, pero todos fuimos atravesados, devenimos imperceptibles para ser cuerpoafectado. Línea de fuga del cuerpo afectado capturado en la droga, el alcohol, el sida, la sífilis, la calle, la prostitución, el abandono de los hijos y otros lastres que llevan como marcas del cuerpo psicofísico y también del cuerpo social de la pobreza.Luego fueron apareciendo el relato de las escenas: “fui al juzgado para que pueda empezar a ver a mis hijas”, “tuve una recaída, esta semana me quise ir dos veces”, “ viene la Navidad, me acordé que el año pasado me fui de la reunión familiar para ir a drogarme”, “yo no quería venir porque tenía mucha bronca con mi hermana, recordé una discusión porque abandona a su hijo, no piensa en él”, “ me sacaron de la cocina porque no podía ocuparme, hay cosas que no puedo hacer, estoy muy agresiva con mis compañeras”. Se elige la escena de Navidad, el brindis familiar, Lucila agarra la botella de Fresita y se va sola al patio, se sienta en la escalera, se quiere tomar “todo”, Mariela que hace de yo auxiliar “madre”, la va a buscar, “tiene que volver a la mesa con la familia”, pero Lucila sigue ahí sentada, soliloquio: “me siento sola, me quiero ir, no aguanto más, no sé lo que me pasa, me siento mal”, la madre la va a buscar, pelean, soliloquio de la madre-yo auxiliar: “no sé qué hacer, cómo ayudarla, cómo hacer para que no se vaya con esos vagos a chupar, a drogarse”, se suceden doblajes de ambas, entres, inversión de roles, una hija que se convierte en su madre, pidiéndole a su madre real, que estaba entre el público, a quién le pido que pase y que haga de Lucila, Liliana entonces toma la botella de Fresita y se tira en el piso, escucha a su hija real duplicándola en el rol maternal, que le pide, le ruega, le grita, que no se vaya, y luego volvemos a rodar la escena, Lucila hija, y 1, 2, 3, 4, 5 madres yo auxiliares que le piden de diversas maneras que se quede; todas ahí quietas, conmovidas, laxas, sin fuerzas, impotentizadas, no pudiendo colmar aquello que Lucila busca afuera en la droga, en la esquina con los vagos del barrio, en el Fresita, que tampoco encuentra adentro, en la reunión familiar, con los regalos de Nochebuena, la ensalada de fruta, su madre.En una escena anterior Lucila reclama la droga para “no sentir”, cuando la ubico en otro espacio, allí en el lugar del consumo, le pido un soliloquio, para su sorpresa y la del resto, este “no sentir”, se transformó en “sentirme mal”, la certeza de la angustia, de que allí también estaba el dolor, la tristeza, el malestar. Sensación permanente de “no estar bien, de estar incómoda, no cuajar, como en la mesa de navidad, como en el lugar del consumo, como en el juego del jardín de infantes”, juego dramático del sábado anterior dónde reclamaba insistentemente por la maestra, el alfajor, la leche, pero cuándo le daban el alfajor no lo podía abrir, cuando le daban la leche se apartaba del grupo de compañeritos para estar sola y acurrucada.Momento de multiplicar, escenas muy pegadas a la escena original, especialmente aquellas hechas por algunos hijos presentes, las integrantes del grupo arman una Navidad feliz, como las de las publicidades, sin Fresita, Lucila dice: “con Coca”, dejo de lado el significante por el momento. Mejor coloco la inversión, escena dónde la que está con el Fresita en la mano es la mamá.III- Reflexiones rizomáticas.¿Cómo ser cuerpo, desde el lugar del analista, para propiciar la aparición de la tyche, es decir la contingencia? La escena psicodramática está librada a la tyche, al azar, a la contingencia, palabra que deriva del latín “contingentia”, puede suceder o no. Francis Bacon haciendo manchas en la tela hasta descubrir el “accidente”. La contingencia de la escena que se va a disparar hacia múltiples espacios, con planos más o menos consistentes, más caóticos, rígidos, afectados, indiferentes, siempre enigmáticos, nunca iguales, formas del universo fractal. Nunca previsible, siempre singular, de límites imprecisos, se empieza a cartografiar un viaje sin escalas prefijadas ni lugar de llegada, “lo que cuenta es el camino, lo que cuenta es una línea, nunca es ni el principio ni el final, siempre el medio”(4)¿Cómo prestar el cuerpo para crear las condiciones de aparición del puro flujo de intensidades? ¿Cómo posibilitar pasar de la inhibición al desbloqueo? Transitar junto a otros cuerpos el caos, los bordes de cornisa, las caídas, que sucedan defenestraciones pero a su vez que haya alguna red, acompañar los balbuceos, tartamudeos, los silencios, las risas, el llanto y lo que acontezca.Aquello que acontece, no es para mí, sin transferencia, si pienso mi campo de experiencia, como del orden de la clínica psicodramática, hay producción de saber inconsciente, hay efectuación a través de lo pulsional, más allá de la significación, más allá de lo simbólico. El inconsciente produce formaciones: sueños, actos fallidos, síntomas, la presencia del analista allí es del orden de la interpretación, está en lo simbólico, pero esto no alcanza, podemos estar años allí, hasta el agotamiento, seguiremos en la demanda, lo que Lacan allí introduce es la presencia del analista, no es simplemente la palabra, hay un plus, la presentificación del “a”. Es lo que soporta con su presencia, no es Tiresías, el oráculo, el interpretador, esta allí totalmente en lo simbólico, se necesita esa posición, esa presencia, “la presencia es algo que no se reduce a lo simbólico, a aquél que lleva la palabra, es decir que implica algo de físico, de corporal…es lo que he tratado de demostrar en este seminario: la insuficiencia de la interpretación” (9) Esta presencia va a permitir la producción de lo enigmático, lo que hace mancha, aquello que llama a la mirada, “es necesario que haya en alguna parte un deseo en el Otro para que el sujeto nazca al deseo” (9).Lacan dice que le debe un reconocimiento a Ferenczi , pues toma de éste la concepción de que el analista no es una estatua inmóvil, siempre en el mismo lugar, lo que los freudianos llaman “la distancia instrumental” o “estar inmutables”. En un artículo de Ferenczi que se llama “Confusión de lenguas entre el adulto y el niño”, artículo a partir del cual se separa de Freud definitivamente, plantea que lo que hace trauma en el niño es la diferencia de lenguaje con el adulto, ya que éste tiene un lenguaje de amor y de odio, erótico, violento, posesivo, brutal, y el lenguaje del niño es lúdico, de ternura, de juegos. Ferenczi se interesa especialmente en el tema de la transferencia, ya que se opone a lo que llama la hipocresía profesional de los freudianos, critica esa función de suficiencia, apatía, de ocupar el lugar del que sabe, como si fuera un médico o un sacerdote, para Ferenczi el analista debe mostrar sus sentimientos, crear una confianza incondicional y recíproca, puesto que el niño hubo confusión con el lenguaje del adulto, creando un trauma, dice que el analista tendrá que utilizar un lenguaje de juego y ternura, todo esta formulación desde el lado del juego se encuentra también en Winnicott y en Balint. Ferenczi estaba obsesionado por encontrar variedad en la posición del analista, lo que llama elasticidad, ya bien lejano, próximo, distante, humano, pero nunca allí donde el analizante lo espera. Esto toma Lacan, el analista no es una estatua inmóvil, siempre en el mismo lugar, toma esta posibilidad de variar, no por estrategia o cálculo, no a priori, sino en función del entredós de la transferencia, de esa relación particular, única, saber no sabido, posibilidad de apertura y cierre del inconsciente, y dónde ubicar la cura como destino.“Deberemos fundamentalmente crear otra concepción de la clínica: una clínica, por lo pronto, que abandone sus refugios sedentarios para animarse a transitar por la incapturable expansión de la producción deseante” (10)Aventurarse por los territorios del teatro íntimo, transitar el desasosiego como protagonista de mi escena, el puro sentir sin palabras, desde el vómito, el corte de sentido des-aso-ciego, transitar la soledad, lo que te tira, el cansancio, como yo auxiliar inmovilizando a la protagonista hasta dolerme los brazos y atravesar las múltiples afecciones del grupo que coordino, sigo y sigo y sigo perforando el texto dramático, construyendo tejido rizomático, devenir línea de fuga de lo mortífero.
Referencias bibliográficas
(1) La dirección de la cura. Escritos II. Jacques Lacan.(2) Apuntes acerca del cuerpo (sin órganos). Carolina Pavlovsky.(3) La maldición sobre el sexo. Colette Soler.(4) Diálogos. G. Deleuze.(5) Seminario de Adriana Zambrini. Plano de organización y plano de inmanencia.(6) Mil mesetas. G. Deleuze(7) Clases Daniel Ferioli. Seminario sobre Deleuze.(8) La multiplicación dramática. H. Kesselman- E. Pavlovsky.(9) Seminario “La transferencia y el fin del análisis”. Philippe Julien.(10) La estética molecular de la escena o los límites del psicodrama. Carolina Pavlovsky.
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