Adicciones en el ámbito laboral
Algunas empresas realizan exámenes preocupacionales para detectar si el postulante consume drogas o alcohol.
(FOTO Roberto Cianis, médico especialista en toxicología Foto: Miguel Acevedo Riu)
Algunas empresas realizan exámenes preocupacionales para detectar si el postulante consume drogas o alcohol.
(FOTO Roberto Cianis, médico especialista en toxicología Foto: Miguel Acevedo Riu)
La presencia de drogas y alcohol se instala paulatina, pero firmemente en el ámbito laboral. La confirmación llega de la mano de ciertas empresas que requieren como condición de ingreso un examen riguroso para detectar esas adicciones.
Mientras que en 1990, en el país, uno de cada cien candidatos a ingresar en una empresa era adicto, en la actualidad el porcentaje trepó al 2,5. "Esas cifras son científicamente validadas", aclaró Roberto Cianis, especialista en toxicología, jefe médico de una importante refinería y único Medical Review Officer (MRO, oficial de revisión médica) de la Argentina, título otorgado por el Colegio Americano de Medicina Ocupacional y Ambiental.
La figura del MRO fue creada por los departamentos de Salud y de Transporte de los Estados Unidos en la década última, cuando el ex presidente Ronald Reagan ordenó establecer líneas de acción para una política antidrogas en el mundo laboral y determinar qué sustancias deberían ser testeadas. El MRO evalúa el resultado de los análisis y determina, mediante una entrevista con el trabajador, si el resultado positivo implica adicción. En la Argentina
Varias multinacionales y sus sucursales pidieron el uso de testeo y reglamentación norteamericanos y, en la Argentina, menos de una decena de empresas "lo aplican seriamente" desde hace casi una década, según Cianis.
La droga que más aparece en los relevamientos es la marihuana y, en segundo lugar, la cocaína. Cianis aseguró que la mayor dependencia se da entre los jóvenes. Aunque no suministró cifras concretas, el MRO aseguró que los hombres -que consumen más drogas ilegales- aventajan notablemente a las mujeres -que son más adictas a los tranquilizantes sin receta- en el abuso.
Acerca del aumento de la dependencia, Cianis comentó que empresas que recientemente iniciaron los testeos registraron índices del 8 por ciento de trabajadores adictos. Sin embargo, no las considera ya que desconoce "la rigurosidad aplicada en la toma de la muestra y el análisis".
El médico subrayó que, a diferencia de lo que sucede en los Estados Unidos, la detección de la adicción no es causal de despido en nuestro país. El examen médico
Una vez obtenida la muestra se realiza "un screaning, que es un método que plantea la presencia de drogas, pero que no especifica qué cantidad hay", explicó Cianis. Es necesario un examen confirmatorio especial que establece la cantidad de sustancia encontrada. Esto es así porque, para establecer si existe adicción o no, se apela a un nivel de corte arbitrariamente determinado.
Es decir que si la presencia de droga o de alcohol supera cierto valor la persona es adicta. "Si da por debajo, se informa que el resultado es negativo, pero eso no implica que no haya droga", explicó Cianis. En el caso del alcohol, la medida máxima permitida es de 0,4 gramos por litro de sangre.
En el país, este análisis sólo se realiza en el laboratorio de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA. Muchas empresas prefieren confiar en centros norteamericanos que analizan alrededor de 4000 muestras diarias.
Las drogas que se testean en los Estados Unidos responden al NIDA (National Institute Drugs Abuse, Instituto Nacional de Abuso de Drogas) y son ilegales. "Se trata de marihuana, cocaína, anfetaminas, derivados del opio y fenciclidina (conocida como polvo de ángel)." En la Argentina, algunas compañías agregaron algunas legales, como los tranquilizantes.
¿Cuándo una persona es susceptible de ser testeada? Un caso es en el ingreso y más aún si la persona será destinada a alguna posición designada, es decir aquellas que exigen que el trabajador se encuentre solo durante períodos en los que, de ser un adicto, podría provocar problemas.
También luego de un accidente. Si se detecta una adicción, "la persona no puede seguir haciendo el mismo trabajo por días o, tal vez, por meses. Debe ser reubicado".
Los gestos voluntarios también se consideran. "Si un empleado pide ayuda, lo ponemos en el programa Random de sorteo y le aviso que, desde ese momento, lo voy a testear anualmente sin previo aviso", explicó Cianis. En el caso de personal efectivo, la empresa "le paga el tratamiento de rehabilitación hasta por cinco años". El supervisor se mantiene en contacto con la clínica.
Según Cianis, la mayoría de quienes piden ayuda padece de adicción al alcohol más que a las drogas. De todos modos, aunque los índices se incrementan, aún son pocos los que deciden recurrir a la empresa.
"También se puede testear a alguien con causa; es decir, cuando el supervisor o el servicio médico ve a una persona en una situación poco clara." Cianis se refiere, en el caso de los alcohólicos, a síntomas como las llegadas tarde o cambios físicos. Si se trata de drogadictos, se ven cambios de carácter o la necesidad de salir de la oficina en forma periódica.
"No es una caza de brujas -advirtió-. El 100 por ciento de las personas testeadas con causa debería ser positivo, si no se están buscando razones para testear a cualquiera".
La situación no es esperanzadora. "En los Estados Unidos, de los actuales consumidores, el 73 por ciento es empleado, mientras que en 1986 lo era un 66 por ciento." Aun así, la aplicación de controles no es desechable en la Argentina, para la que el MRO prevé un aumento continuo de la dependencia.
En el futuro
La International Guide to workplace substance abuse prevention (Guía internacional para la prevención del abuso de sustancias en el ámbito laboral), que recopila estadísticas de 16 países, no incluye un relevamiento sobre la Argentina. Sin embargo, Cianis equiparó la situación a la de Brasil. En 1990, en San Pablo, la prevalencia del consumo de tranquilizantes fue del 112,6 por mil mujeres y 46,2 por mil hombres. Respecto de los antidepresivos, el 4,5 por ciento los consumía mientras que entre los hombres el porcentaje fue del 1,9.
Para Cianis, el abuso de drogas y alcohol por parte de los trabajadores argentinos alcanzará los niveles de los Estados Unidos, donde casi el 10 por ciento de los testeos de adicción entre los candidatos resulta positivo.
Mientras que en 1990, en el país, uno de cada cien candidatos a ingresar en una empresa era adicto, en la actualidad el porcentaje trepó al 2,5. "Esas cifras son científicamente validadas", aclaró Roberto Cianis, especialista en toxicología, jefe médico de una importante refinería y único Medical Review Officer (MRO, oficial de revisión médica) de la Argentina, título otorgado por el Colegio Americano de Medicina Ocupacional y Ambiental.
La figura del MRO fue creada por los departamentos de Salud y de Transporte de los Estados Unidos en la década última, cuando el ex presidente Ronald Reagan ordenó establecer líneas de acción para una política antidrogas en el mundo laboral y determinar qué sustancias deberían ser testeadas. El MRO evalúa el resultado de los análisis y determina, mediante una entrevista con el trabajador, si el resultado positivo implica adicción. En la Argentina
Varias multinacionales y sus sucursales pidieron el uso de testeo y reglamentación norteamericanos y, en la Argentina, menos de una decena de empresas "lo aplican seriamente" desde hace casi una década, según Cianis.
La droga que más aparece en los relevamientos es la marihuana y, en segundo lugar, la cocaína. Cianis aseguró que la mayor dependencia se da entre los jóvenes. Aunque no suministró cifras concretas, el MRO aseguró que los hombres -que consumen más drogas ilegales- aventajan notablemente a las mujeres -que son más adictas a los tranquilizantes sin receta- en el abuso.
Acerca del aumento de la dependencia, Cianis comentó que empresas que recientemente iniciaron los testeos registraron índices del 8 por ciento de trabajadores adictos. Sin embargo, no las considera ya que desconoce "la rigurosidad aplicada en la toma de la muestra y el análisis".
El médico subrayó que, a diferencia de lo que sucede en los Estados Unidos, la detección de la adicción no es causal de despido en nuestro país. El examen médico
Una vez obtenida la muestra se realiza "un screaning, que es un método que plantea la presencia de drogas, pero que no especifica qué cantidad hay", explicó Cianis. Es necesario un examen confirmatorio especial que establece la cantidad de sustancia encontrada. Esto es así porque, para establecer si existe adicción o no, se apela a un nivel de corte arbitrariamente determinado.
Es decir que si la presencia de droga o de alcohol supera cierto valor la persona es adicta. "Si da por debajo, se informa que el resultado es negativo, pero eso no implica que no haya droga", explicó Cianis. En el caso del alcohol, la medida máxima permitida es de 0,4 gramos por litro de sangre.
En el país, este análisis sólo se realiza en el laboratorio de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA. Muchas empresas prefieren confiar en centros norteamericanos que analizan alrededor de 4000 muestras diarias.
Las drogas que se testean en los Estados Unidos responden al NIDA (National Institute Drugs Abuse, Instituto Nacional de Abuso de Drogas) y son ilegales. "Se trata de marihuana, cocaína, anfetaminas, derivados del opio y fenciclidina (conocida como polvo de ángel)." En la Argentina, algunas compañías agregaron algunas legales, como los tranquilizantes.
¿Cuándo una persona es susceptible de ser testeada? Un caso es en el ingreso y más aún si la persona será destinada a alguna posición designada, es decir aquellas que exigen que el trabajador se encuentre solo durante períodos en los que, de ser un adicto, podría provocar problemas.
También luego de un accidente. Si se detecta una adicción, "la persona no puede seguir haciendo el mismo trabajo por días o, tal vez, por meses. Debe ser reubicado".
Los gestos voluntarios también se consideran. "Si un empleado pide ayuda, lo ponemos en el programa Random de sorteo y le aviso que, desde ese momento, lo voy a testear anualmente sin previo aviso", explicó Cianis. En el caso de personal efectivo, la empresa "le paga el tratamiento de rehabilitación hasta por cinco años". El supervisor se mantiene en contacto con la clínica.
Según Cianis, la mayoría de quienes piden ayuda padece de adicción al alcohol más que a las drogas. De todos modos, aunque los índices se incrementan, aún son pocos los que deciden recurrir a la empresa.
"También se puede testear a alguien con causa; es decir, cuando el supervisor o el servicio médico ve a una persona en una situación poco clara." Cianis se refiere, en el caso de los alcohólicos, a síntomas como las llegadas tarde o cambios físicos. Si se trata de drogadictos, se ven cambios de carácter o la necesidad de salir de la oficina en forma periódica.
"No es una caza de brujas -advirtió-. El 100 por ciento de las personas testeadas con causa debería ser positivo, si no se están buscando razones para testear a cualquiera".
La situación no es esperanzadora. "En los Estados Unidos, de los actuales consumidores, el 73 por ciento es empleado, mientras que en 1986 lo era un 66 por ciento." Aun así, la aplicación de controles no es desechable en la Argentina, para la que el MRO prevé un aumento continuo de la dependencia.
En el futuro
La International Guide to workplace substance abuse prevention (Guía internacional para la prevención del abuso de sustancias en el ámbito laboral), que recopila estadísticas de 16 países, no incluye un relevamiento sobre la Argentina. Sin embargo, Cianis equiparó la situación a la de Brasil. En 1990, en San Pablo, la prevalencia del consumo de tranquilizantes fue del 112,6 por mil mujeres y 46,2 por mil hombres. Respecto de los antidepresivos, el 4,5 por ciento los consumía mientras que entre los hombres el porcentaje fue del 1,9.
Para Cianis, el abuso de drogas y alcohol por parte de los trabajadores argentinos alcanzará los niveles de los Estados Unidos, donde casi el 10 por ciento de los testeos de adicción entre los candidatos resulta positivo.
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