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Cuando el trabajo se convierte en terapia
El entrevistado prefiere salvaguardar su identidad. vicent gamir
El doble riesgo de exclusión. El trabajo es, para muchas personas con adicciones, la mejor terapia para recuperar la normalidad y abandonar las drogas. La destrucción de empleo ha hecho que muchos de ellos, ya rehabilitados, hayan vuelto a caer en el consumo tras perder la rutina laboral.
NEREA SORIANO CASTELLÓ La crisis económica también ha perjudicado a un sector de la población ya de por sí con riesgo de exclusión. Son las personas con alguna adicción que han salido adelante gracias a la estabilidad que les ha dado el trabajo. Ahora han sido despedidos y, ante la falta de orden en sus vidas, han vuelto a caer en las drogas. Nuestro protagonista prefiere no dar su nombre, vive en Castelló, todavía no ha cumplido los cuarenta y, después de varios años sin consumir y con la estabilidad que le proporcionaba el trabajo, se ha quedado en el paro y ha vuelto a recurrir a la cocaína.Ingresó en un centro de rehabilitación hace un año por decisión propia al ver que estaba tocando fondo. Consume desde los 26 años y todo empezó, dice, "jugando, pensando que era un divertimiento y que no pasaba nada". Ha conseguido estar nueve meses sin drogarse pero su fuerzas sucumbieron a la impotencia y los nervios de no sentirse útil. Explica que el no tener trabajo le hace caer en un estado de agotamiento del que no ve una salida a corto plazo. Después de tres años sin un empleo y de su última recaída en verano, ha decidido volver a la terapia. Visitas al psicólogo, talleres de habilidades sociales y la búsqueda de hobbies ocupan ahora su tiempo para evitar el refugio de la cocaína.Considera el trabajo como un aspecto muy importante para la rehabilitación. "No lo es todo porque tienes que aprender a coger hábitos saludables, a ocupar tu tiempo libre, socializarte, hacer nuevas amistades,... todo para estar ocupado y poder desvincularte de donde estás. Pero el trabajo te ayuda mucho a conseguir todo esto, te da una estabilidad, una rutina que te hace sentir útil al final del día". En todo el tiempo que lleva buscando empleo solamente le han llamado para hacer dos entrevistas. "Empecé con el alcohol"Explica que el 90 por ciento de la culpa de la última recaída fue por la falta de empleo. Aquella noche la recuerda perfectamente: salió, empezó con el alcohol y terminó consumiendo cocaína. "Hay muchos momentos en los que no puedes más, te quedas solo y no sabes a quién llamar. Ves que estás fatal anímicamente, lo estás rechazando y al mismo tiempo lo estás haciendo, te sientes muy mal. Afortunadamente, ahora, el momento más positivo queda más cerca". Ha tenido más recaídas, "tres o cuatro, o más, no me acuerdo" pero dice que se siente con fuerzas para seguir adelante "porque con los años te vas dando cuenta de la seriedad del problema".Ahora dice que está bien. Ocupa su tiempo con los cursos y las visitas a la psicóloga, pero la situación es difícil de soportar. "Todo está empeorando, no tengo a nadie, tengo un poco de ayuda familiar pero más que tranquilizarme, me incomoda". Empieza los cursos a las nueve de la mañana y termina a las ocho de la tarde. Cuando llega casa sólo piensa en hacer la cena, ducharse, ver la tele "y esperar". "Hay que tener paciencia, todo el mundo lo está pasando mal". El centro en el que está haciendo la rehabilitación tiene un departamento de empleo en el que hay inscritas varias empresas que facilitan la inserción laboral. No obstante, también este departamento se ha visto afectado y cada vez hay menos empresas interesadas en dar una oportunidad laboral.
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