Drogas, VIH y trabajo
Para el adicto que ha dejado el consumo es fundamental que no este ocioso, el ocio es mal compañero, y la mayoría tienen unos deseos inmensos de trabajar para reintegrase al mundo laboral, pero la sociedad que presume de solidaria a los que están en peligro de exclusión social y laboral en lugar de apoyarlos los mira con extremo recelo, los mira como apestados y les niega el trabajo. Se pueden hacer programas de reinserción pero si la sociedad no esta concienciada de que han rehecho su vida y que para que ello sea un verdadero éxito lo único que les falta es trabajo los programas no sirven para nada, todo el mundo es merecedor de una segunda oportunidad. Lo mismo pasa con el VIH, la mayoría de nosotros conocemos a personas con VIH y no por ello los rechazamos, no son apestados ni contagian el VIH con solo darnos la mano al saludarnos, el VIH tiene muy bien definidas las formas de contagio y se puede convivir sin peligro de contagio con ellos. La mayoría tienen el certificado de discapacidad y lo que debería de ser una facilidad para encontrar trabajo se vuelve contra ellos, el certificado indica la causa y las empresas al verlo automáticamente los rechaza. Son las dos caras de la moneda en una se habla de solidaridad en la otra nos se practica. Ya empieza a ser hora de que se eduque a la sociedad en el verdadero alcance de la solidaridad y con quien tenemos que ser más solidarios, con los más desfavorecidos.
Para el adicto que ha dejado el consumo es fundamental que no este ocioso, el ocio es mal compañero, y la mayoría tienen unos deseos inmensos de trabajar para reintegrase al mundo laboral, pero la sociedad que presume de solidaria a los que están en peligro de exclusión social y laboral en lugar de apoyarlos los mira con extremo recelo, los mira como apestados y les niega el trabajo. Se pueden hacer programas de reinserción pero si la sociedad no esta concienciada de que han rehecho su vida y que para que ello sea un verdadero éxito lo único que les falta es trabajo los programas no sirven para nada, todo el mundo es merecedor de una segunda oportunidad. Lo mismo pasa con el VIH, la mayoría de nosotros conocemos a personas con VIH y no por ello los rechazamos, no son apestados ni contagian el VIH con solo darnos la mano al saludarnos, el VIH tiene muy bien definidas las formas de contagio y se puede convivir sin peligro de contagio con ellos. La mayoría tienen el certificado de discapacidad y lo que debería de ser una facilidad para encontrar trabajo se vuelve contra ellos, el certificado indica la causa y las empresas al verlo automáticamente los rechaza. Son las dos caras de la moneda en una se habla de solidaridad en la otra nos se practica. Ya empieza a ser hora de que se eduque a la sociedad en el verdadero alcance de la solidaridad y con quien tenemos que ser más solidarios, con los más desfavorecidos.
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