sábado, 25 de septiembre de 2010

Monseñor Luis Villalba: "La droga está instalada entre nosotros”



Monseñor Luis Villalba: "La droga está instalada entre nosotros”
[ 24 de Septiembre de 2010 ]
En el cierre de los homenajes a Nuestra Señora de La Merced el religioso pidió proteger a los jóvenes. Fuerte condena a las casas de juego.

Villalba pidió luchar contra la drogadicción.
El arzobispo de Tucumán, Héctor Luis Villalba, manifestó este viernes su preocupación por la proliferación, en el seno de nuestra sociedad, de dos grandes flagelos, la drogadicción y el juego. Lo hizo durante la homilía con que cerró la celebración central en honor de Nuestra Señora de la Merced.
Villalba habló sobre la urgente necesidad de que la inspiración divina se aplique "para liberar a la sociedad tucumana de las dos lacras sociales que encarnan en sí mismas modernas formas de esclavitud: la droga y el juego".
El Monseñor aseguró que "debemos reconocer, ante todo, que el flagelo de la drogadependencia está fuertemente instalado en el seno de nuestra comunidad, y que representa sobre todo una amenaza para los jóvenes e incluso los niños". En este punto el discurso del religioso refirió dos experiencias personales que le tocó vivir cuando mantuvo sendos encuentros con “madres destrozadas, que tienen hijos esclavos de la droga” y con docentes que “me manifiestan su preocupación y su impotencia para resolver este flagelo que está llegando hasta los niños”.
“Éste es un problema de toda la sociedad, pero las autoridades son las primeras responsables en responder a este desafío”, atendiendo a lo que calificó como “deberes ineludibles” de quienes detentan la autoridad gubernamental.
Villalba también condenó la proliferación de casas de juego, recordando que hasta no hace mucho, los únicos lugares de estas características eran los casinos, reservados para atraer turistas y gente adinerada. Pero esto, según sostuvo en su homilía el responsable de la Iglesia en Tucumán, cambió de tal manera que hoy, "se pueden encontrar casas de tragamonedas en cercanías de barros humildes".
La homilía se cerró con una serie de citas al mensaje de Juan Pablo II para el Nuevo Milenio, en el Santo Padre sostiene que “la santidad es más que nunca una urgencia pastoral” y sostiene la necesidad de que sean las familias cristianas las que pongan en práctica los valores evangélicos, para afianzarlos como parte de nuestra sociedad y nuestra cultura.


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