Esto se decía en el 2009
Drogadicción, problema que empieza en casa
La despenalización del consumo de drogas es una manera de eludir la responsabilidad del Estado en la prevención y asistencia de las adicciones.Por: Cynthia Hotton Fuente: DIPUTADA NACIONAL (VICEPRESIDENTA COMISIÓN FAMILIA, MUJER Y NIÑEZ)
Las políticas oficiales de prevención del consumo y lucha contra el narcotráfico son, también en esta latitud, insuficientes frente a una práctica cuyas causas deben buscarse mucho más allá del narcotráfico y del fácil acceso de jóvenes y adultos a todo tipo de sustancias.
Insistir en este planteo nos daría sólo una visión parcializada de un conflicto entre cuyos elementos causales existen numerosas situaciones que, lejos de darse en las calles, se definen entre cuatro paredes. Las causas iniciales del consumo de sustancias ilegales pueden hallarse muchas veces en el propio seno de la familia, carente ésta de mecanismos de contención hacia aquellos eslabones de la misma que se encuentran más vulnerables.
La falta de diálogo, de contención y comprensión entre padres e hijos, y la carencia de verdaderos modelos de vida en el propio tejido familiar, precipitan la caída del joven hacia lo que muchos de ellos consideran una puerta de escapatoria a sus problemas, o una forma de reemplazar con sensaciones ficticias las carencias de su entorno, su falta de identidad y sus extremas dificultades para ser escuchado y contenido en un espacio cada vez más debilitado e individualista.
Preguntémonos, ¿son nuestros jóvenes sólo víctimas del narcotráfico o de su propia confusión e insatisfacción, producto ésta de una contención familiar acotada y debilitada? Debemos preguntarnos también, ¿es siempre el sistema el culpable de las desgracias propias? ¿No es la adicción el punto final a un largo proceso de padecimientos internos no escuchados a tiempo, y afrontados incorrectamente por parte del entorno más inmediato del que sufre en silencio? El adicto es víctima, entonces, no sólo del malintencionado narcotraficante que engorda sus bolsillos a cambio de la desgracia ajena, sino de un ser querido que no supo asistirlo a tiempo.
La despenalización no es el camino. En ese marco, enfocarnos en la conveniencia o no de despenalizar la tenencia de sustancias es un mero artilugio para desviar responsabilidades propias -de las familias, de los ciudadanos en general y del Estado nacional-; una cortina de humo que, además de propulsar un seguro incremento en los índices de consumo, se configura en una especie de palmada en la espalda para aquellos que no supimos -o tal vez no quisimos- atender a estas víctimas del abandono sistemático, quienes equivocadamente son catalogados como delincuentes en lugar de enfermos. Como servidores públicos tenemos la responsabilidad de legislar en esta materia, buscando día a día las herramientas más eficientes para prevenir las adicciones, asistir a quien ya transita ese sinuoso camino hacia la destrucción, y confrontar a quienes facilitan el acceso de los argentinos a todo tipo de sustancias prohibidas. Esta misión debe ser asumida con verdadera responsabilidad, con políticas profundas que promuevan cambios concretos. En ese marco, la despenalización es todo lo contrario a lo que el Estado debe erigir como bandera en su lucha contra este flagelo.
Fuente: http://edant.clarin.com/diario/2009/07/02/opinion/o-01950632.htm
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